viernes, 21 de febrero de 2014

Causa primera

mejores padres, mejores hijos
Alguna vez nos hemos preguntado: ¿Qué es Dios? Y ahora recuerdo que en algún lugar escuche que: “Dios es la máxima inteligencia, primera causa de todo lo que existe”, es decir, lo que no tiene principio ni fin; lo desconocido y todo lo desconocido es infinito, decir que Dios es infinito resulta una definición incompleta, condición pobre que no define las cosas superiores a su inteligencia porque Dios es infinito en sus perfecciones, pero lo infinito es una abstracción, decir que Dios es lo infinito sería tomar el atributo por la misma cosa y
definir una cosa que no es conocida por otra que tampoco lo es.
Algunos seres humanos de distintas condiciones preguntan: ¿Dónde pueden encontrarse pruebas de la existencia de Dios? Pero resulta que el axioma que aplican a sus ciencias declara que no hay efecto sin causa, busquen la causa de todo lo que no es obra del ser humano y su razón les responderá, “la condición de creer en Dios es simple, hay que observar las obras de la creación”, el universo existe, lo cual significa
que tiene una causa, poner en duda la existencia de Dios equivaldría a negar que todo efecto procede de una causa y admitir que la nada ha podido hacer algo.
Dios existe; ¿De dónde brotaría ese sentimiento si no estuviera basado en algo? También esto es una consecuencia del axioma de que no hay efecto sin causa pues, el sentimiento íntimo que tenemos de la existencia de Dios no puede ser resultado de la educación y producto de las ideas adquiridas, si así fuera, ¿Cómo tendrían el mismo sentimiento los salvajes? Si solo fuera resultado de una enseñanza, el sentimiento de la existencia de un ser supremo, no sería universal y
como los conceptos de la ciencia, existiría solamente en quienes hubieran recibido tal enseñanza.
Surge una pregunta: ¿Podríamos encontrar la causa primera de la formación de las cosas en las propiedades íntimas de la materia? Pero, ¿Cuál sería entonces la causa de esas propiedades? Siempre es necesaria una causa primera, atribuir la formación primera de las cosas a las propiedades íntimas de la materia, sería como tomar el efecto por la causa, ya que esas mismas propiedades son un efecto que debe surgir de una causa.
¿Qué pensar de la opinión que atribuye la formación primera a una combinación fortuita de la materia, esto es, el azar? ¡Resulta absurdo! ¿Qué ser humano de buen sentido puede considerar al “azar” como un ser inteligente? Además de que el azar en realidad es “nada”, la armonía que controla las partes del universo, revela combinaciones y objetivos determinados, y por lo tanto, un poder inteligente, atribuir la formación primera al azar es un contrasentido; porque el azar es ciego y no puede producir los efectos de la inteligencia, un azar inteligente no sería ya azar.
Pero: ¿Cómo saber que la causa primera es una inteligencia suprema y superior a las demás inteligencias? Podemos acudir a un refrán que dice: Por la obra se conoce al artífice, así que, examinemos la obra y busquemos al artífice, el orgullo es el que origina la incredulidad, un ser humano orgulloso no admite la existencia de algo superior, y por eso se proclama “espíritu fuerte”, ¡pobre, a quien puede sorprender un soplo de Dios!
Se juzga el poder de una inteligencia por sus obras y como ningún ser humano puede crear lo que la naturaleza produce, la causa primera tiene que ser una inteligencia superior a la humanidad, cualesquiera que sean los prodigios realizados por la inteligencia humana, tiene una causa esta misma inteligencia, y cuanto más grande sea lo que ella haga, tanto mayor
ha de ser su causa primera, esta inteligencia es la causa primera de todo lo existente, cualquiera que sea el nombre que le haya dado el ser humano.

Establecemos entonces que: “Dios es la máxima inteligencia, primera causa de todo lo que existe” que no tiene principio ni fin; aunque seamos parte de él, somos el efecto y no la causa, es por eso que lo definimos como: “Causa primera”

sábado, 15 de febrero de 2014

Mi escultura

mejores padres, mejores hijos
Esculpir es labrar a mano una obra de escultura, especialmente en piedra o metal o grabar algo en hueco o en relieve, es cortar o dar una forma conveniente, esculpir se define también a la manera como damos forma a nuestra vida personal, cuando utilizamos cincel y martillo de manera alegórica y damos forma a lo que será nuestra existencia, a nuestra condición de ser, a nuestro modo de ver la vida o la cualidad como edificaremos nuestro edificio de vida.
En efecto, el cuerpo humano es un edificio que debemos esculpir con las herramienta necesarias conforme al desarrollo de esta tarea, es como el escultor que recibe un cincel y un martillo y se coloca frente a una piedra con la orden de esculpir una figura, el resultado será directamente proporcional a la idea que conciba ese escultor y la manera como maneje dicho cincel en proporción a la fuerza aplicada por el martillo, los desbastes pueden ser suaves o fuertes, todo depende del carácter como resulte golpeada la piedra.
Nosotros, como seres humanos así esculpimos nuestro edificio, es decir, cuerpo y mente, como propiedad unido al trabajo, así lo determina la mente, y entonces declaramos: Con propiedad y trabajo estamos listos a esculpir nuestro edificio como excelentes intendentes de fábrica, capaces de emprender proyectos majestuosos o modestos, todo de acuerdo a lo que la imaginación nos dicte, congruente a las facultades que nos dotaron desde el principio.
Justicia es lo primero que debemos alcanzar, justicia que permita dar a cada quien lo que por derecho le pertenece, de otro modo, no hay manera de exigir que se respete lo que es nuestro, pero toda acción debe ejecutarse con orden, que impida desperdiciar las fuerzas productoras que permiten conservar la propiedad adquirida, sin olvidar una vigilancia exagerada que permita aprovechar los eventos favorables mediante una excelente economía que aumenta los capitales y asegura la riqueza sin confundirla con la avaricia.
La previsión conserva lo adquirido y asegura la empresa, pero la constancia es lo único que perfecciona los productos, causando que el trabajo se multiplique porque la emulación fortalece la energía, la palabra emulación se refiere a una ambición hacia la igualdad, esto es: Hacer o ser mejor que la competencia, pero la exigencia será encontrar la manera de vencer las dificultades con intrepidez, es decir, aferrarse a puntos de vista propios, mantener la mente limitada mediante conducta tolerante.

Son dos las columnas que mantienen a la empresa fuerte y armónica, ellas son: Justicia y verdad, generadoras de riqueza, la verdad infunde confianza y asegura una relación de paz y armonía con asociados, productores y consumidores, la justicia es el entendido de dar a cada uno lo que le pertenece, al trabajador un salario justo y suficiente, al consumidor la calidad esperada en los beneficios del producto, además del precio justo, ese es el resultado de un buen manejo de la propiedad y el trabajo como generador de riqueza.

martes, 11 de febrero de 2014

Crónicas de la mesa de centro (parte 1)

mejores padres, mejores hijos filosofía,arte,ciencia,cultura

Por: Enrique Roberto Hernández Oñate

La mesa de madera…

¡Quiero hacer una mesa de madera!, ese impulso me orilló a levantarme temprano con la decisión de ir por todos los aditamentos necesarios para hacer dicha construcción; clavos, pegamento, serrucho, martillo, regla, escuadra, nivel, pulidora y obvio, la madera. Al llegar al supermercado me di cuenta que yo deseaba la mesa de color azul para lo cual necesitaba también pintura de ese color.



El impulso de querer hacer la mesa me hizo recordar que yo no sé hacer mesas, sin embargo para eso existen los libros, el maestro e incluso hoy en día la Internet; es así como comencé mi travesía en el gran oficio de la carpintería, y en específico en la hechura de mesas de madera. Cuando la investigación llegó a su fin inició la gran hazaña.



Pasé de querer hacer una mesa a saber la teoría de ¿Cómo hacer una mesa? Esto me llevaba a medir y cortar primero las patas, pulir e incluso incrustarles alguna greca o adorno en algunas de sus cuatro caras. Cortar requería de cierta valentía para tomar el serrucho, puesto que son herramientas de mucho cuidado y, en manos equivocadas, peligrosa.


Ya entrada la tarde, el arduo esfuerzo demandaba una extraordinaria osadía para terminar el proyecto emprendido pese a todas aquellas dificultades que se presentaron; un dedo golpeado por el martillo, dedos pegados incluso con las manos llenas de infinidad de astillas y cortaduras. Si yo quería lograr hacer una mesa era deber conmigo mismo soportar todas estas dificultades.




Cuando concluí la labor, me di cuenta que era tan hermosa mi obra que debía “presumir” a alguien para que la valorara igual que yo, comencé a marcar números en mi teléfono. Invité a algunos amigos a “convivir” aunque la verdadera finalidad era modelar mi bella majestuosidad; el veredicto paso de muy linda a muy hermosa, pasando por el gesto amable de decir que estaba mal pintada, pero algo me causo curiosidad…Ninguno de ellos me pregunto cuál era el origen de esa obra.




He aprendido que hacer alarde de lo que uno hace no es en ningún momento correcto ni bueno y tampoco es bueno hacer alarde de lo que uno no hace pero piensa que hace. Quizá la mejor de todas las herramientas que pude utilizar en esta mesa era la de mantener en secreto la hechura por varias razones; una de ellas que aquella persona que juraba que la mesa era hermosa cuando le dijera su origen ya no lo sería tanto, otra es que probablemente sonaría muy arrogante o exaltarían de más aquella construcción.

Para la edificación de un nuevo ser es necesario leer y poner atención a estos cuatro pasos puesto que ahí, en la base, esta nuestra directriz no importando los años que tengamos. Nuestro deber es recordar que todo comienza en la base, lo más cerca del piso posible y si logramos entender lo que dicen estos cuatro principios será más fácil razonar todo lo que lleva sobre ella…


viernes, 7 de febrero de 2014

Comunicación divina

mejores padres, mejores hijos
La comunicación de los mundos cada vez se hace más frecuente, aunque se le imponga una serie de matices misteriosos, se ha conseguido reducir la distancia del punto de credibilidad que es bastante complejo, las producciones cinematográficas se han encargado de mostrar una posición jactanciosa, durante los últimos cuarenta años he logrado excelentes experiencias en el terreno de comunicación por medios espiritistas y de ninguna manera he encontrado ese tipo de espectacularidad que manifiestan algunas historias.
Supongo que solo un pequeño número de personas independientes de los medios religiosos, se han preguntado cómo es la mecánica de la oración, aunque la practiquen de manera cotidiana, pues resulta importante que el feligrés se abstenga de investigar, luego se derrumbaría el aparato místico que le imprimen a todos los asuntos divinos, pero es muy fácil hacer una narrativa de lo que ocurre durante el fenómeno de la oración, que se ha utilizado desde la aparición del ser humano sobre la tierra.
El segundo principio del universo detallado dentro de los escritos del Kybalión, establece que “como es arriba es abajo” y como abajo es
arriba, hemos establecido que este mundo es abajo y cuando expiramos es que vamos hacia arriba, entonces, tiene sentido declarar que “como es abajo es arriba”, suponiendo que existe razón en ese concepto, entonces, podemos expresar que cuando necesito algo aquí abajo, significa que la tarea es encontrar a la persona adecuada en el momento adecuado con los recursos adecuados que permitan conseguir lo que estoy solicitando.
Entonces no tiene por qué ser distinto cuando solicitamos una ayuda a quienes se encuentran arriba, no importa a quien se le pida, lo más seguro es que quien nos escucha nos haga el favor de contactarnos con la “entidad” adecuada que manejará la solicitud hasta conseguir el objetivo, tampoco habrá que “rasgarse las vestiduras” tratando de afirmar que tal personaje fue quien finalmente nos dio la respuesta, dudo mucho que allá arriba se manejen las pasiones como ocurre aquí abajo pues en las experiencias habidas durante las comunicaciones vividas, nunca aprecié actitudes pasionales de las entidades hacia nosotros ni entre ellas.
Una de las razones que me ayudan a decir lo anterior es que en la “vida” allá arriba no existe tiempo ni espacio, ellos se transportan de alguna manera en forma instantánea, nunca escuche que al “recorrer” una distancia X ocuparan un tiempo determinado, por lo tanto se puede comprender que al no haber tiempo ni espacio que recorrer, tampoco existen necesidades de casa, vestido ni sustento, lo cual provoca ausencia total de pasiones, ambiciones y por ende, cero corrupción, solo tienen compromiso de entrega de resultados ante una “suprema corte” que en nada se parece a lo que vivimos en este nivel.
Pienso que el día que podamos comprender de manera puntual ese mundo de fuerzas, como se le conoce al mundo de arriba, muchos serán los cambios que se implementarán en este mundo de formas, como se define al mundo de
abajo y el día que arriba y abajo se manejen de manera coordinada, es posible que se consiga el equilibrio tantas veces buscado en la historia de la humanidad, sin divisiones de género, sin discriminación de ninguna especie, con el único fin de conseguir el equilibrio humano entre ambos mundos, como es arriba, es abajo y como es abajo es arriba.
Quizás mi comentario contenga matices de un mundo perfecto, soñado o simplemente imaginado, de ser así, me llena de satisfacción el poder vivir estas reflexiones al final del camino, de manera que por este medio, le invito a vivir la experiencia de comunicación con ese mundo de arriba sin ninguna pasión, simplemente tratando de encontrar respuestas, así que si en su entorno encuentra a alguien que posea la facultad de la comunicación con el mundo de arriba, no lo piense mucho, entréguese a esa experiencia, con los cinco sentidos dispuestos a absorber la mayor cantidad de información en beneficio propio.
Pero, cuidado, trate de no perder la exacta dimensión de lo que escuche y comprenda, nada es mágico, nada es virtuoso, nada es sobrenatural, todo corresponde a un fenómeno de comunicación poco conocido o poco reconocido, pero es maravilloso si se aprecia en su justa dimensión y si usted es capaz de mantenerse a la expectativa con las reservas del caso, experimentará eventos hasta ahora desconocidos pero que una vez que lo asimila, su capacidad de asombro recibirá una gran satisfacción en muchos aspectos y seguirá pensando que simplemente se trata de una comunicación divina.

martes, 4 de febrero de 2014

Las artes del engaño

mejores padres, mejores hijos
Cuando alguien dijo: “Somos la creación a imagen y semejanza de Dios”, el desliz se magnifica, dudo mucho que Dios haya querido que su obra quedara tan frágil, la capacidad de auto destrucción que le fue entregada parece no tener límites, la práctica del engaño adquiere matices demoledores sin límites, el uso de las palabras puede expresar el más dulce de los pensamientos o estallar una destrucción masiva, sin proyecto definido o por el simple hecho de comunicar algo, destructivo o no.   
El poder de la palabra se ha demostrado un cúmulo de veces en todos los niveles, en todas las creencias y en todos los idiomas, pero nunca es tarde cuando se trata de comprender lo bueno y lo malo de dichas palabras, esta vez quiero dedicar este espacio a tratar de descifrar la manera como muchas veces expresamos engaños por medio de simples palabras emitidas por personas de buena fe y con la mejor de las intenciones.
Las frases célebres que muchos de nuestros antecesores pronunciaron resultan ser un poderoso apoyo, como el caso de Einstein cuando dice:
“Todos somos ignorantes, pero no todos ignoramos las mismas cosas”. “Algunas personas causan felicidad a donde van, otras, cuando se van”; dijo Oscar Wilde. La educación es una vacuna contra el charlatán que explota la ignorancia, por medio de la hipocresía en favor de su ambición.
Pero que sucede cuando nos encontramos frente a un vendedor persuasivo, que no permitirá un no, como respuesta, manifiesta argumentos seriados, uno tras otro, con tal facilidad, que poco a poco
colocará sutilmente un vendaje en nuestros ojos sin percatarnos, logrando en conclusión la firma del contrato ofrecido sin dar tiempo a recapacitar si se trata de algo necesario en verdad pero finalmente está firmado y hasta es capaz de regalar el bolígrafo que logró la tan “anhelada venta”.
La gramática juega un papel muy importante, cada letra y cada palabra adquieren el valor que el vendedor pretende que parezca, es importante reconocer que en esta vida todo es negociable, que se vive
mediante el “trueque”, es decir que una sola persona o una sola familia no es competente de producir todo lo necesario, siempre se necesita algo que el vecino produce, de manera que el llamado “trueque” o intercambio de productos, siempre va a ser necesario, debemos recordar que son tres los principales problemas a resolver desde que nacemos: Lo económico, lo social y lo sexual y que dichos problemas o necesidades habremos de resolver dos o tres veces al día mientras nuestra vida esté vigente.
La retórica, o sea, la manera de decir las cosas depende de una buena utilización de las palabras, esa retórica va a ser la herramienta fundamental de quien nos propone su producto, sea bueno, regular o malo, las artes del engaño son infinitas, como infinitas son las combinaciones de palabras que un ser humano puede utilizar a la hora de ofrecer su producto en venta, de ninguna manera será tiempo perdido si cuando recibe una oferta, valora si el producto que le ofrecen en verdad es necesario en este momento, tal vez sea
necesario dentro de un mes o quizás un año, entonces, no debe invertir en ese producto de momento, calificar la calidad que implica durabilidad y algunos otros factores, la forma de pago, en fin, un dicho muy antiguo: “Si te venden, compra, si te compran, vende”.

Los chicos se enamoran por lo que ven y las chicas se enamoran por lo que escuchan. Por eso las chicas usan maquillaje y los chicos mienten. La única cosa que se, es saber que nada se, y esto cabalmente me
distingue de los demás filósofos, que creen saberlo todo. Desde luego que el padre de lo anterior es Sócrates. Es bueno recordar que lo dulce es precioso, pareciera que todos estamos preparados a recibir lo dulce, pero resulta efímero con respecto a lo amargo que siempre nos preguntamos ¿Por qué a mí me ocurre todo lo malo? El mensaje es entonces: Prepárate a recibir lo malo o lo amargo, porque de ello aprenderás a defenderte de las artes del engaño.

jueves, 30 de enero de 2014

El otro mundo

mejores padres, mejores hijos

Los comentarios en torno al asunto, vida y muerte es enormemente fascinante, cada persona comenta esto por medio de análisis que ha escuchado, pero cuando se le presenta un hecho paranormal, por sistema se aterra y manifiesta un temor exagerado que nada tiene que ver con una realidad, más bien lo que la gente recuerda, es aquello que los productores de cine han querido que sea el mundo de la vida y de la muerte, el mundo de la parapsicología o mundo paranormal.
Desde hace muchos siglos el ser humano ha tratado de escudriñar en
ese mundo que no advertimos o que no percibimos con la facultad de la vista, sin embargo, existen maneras distintas de percibir fenómenos desconocidos, pero en realidad nada tienen de desconocidos, trataré de relatar a ustedes algunas experiencias vividas, que impiden negar la existencia de ese otro mundo, del que siempre han hablado nuestros antecesores con cierta tibieza, tal vez por el riesgo que significa el hecho de que muy pocas personas lo aceptan como una realidad.
Si acudimos a los escritos antiguos, descubriremos que nunca se ha negado la existencia de ese otro mundo, supongo nada tiene de aterrador, lo que sucede es que a través del tiempo el asunto vida muerte, se ha utilizado como herramienta de control social, es muy sencillo hacer que el ser humano le tema a ese otro mundo, porque siempre se le ha dicho que su mal comportamiento en esta vida le abre las puertas de un infierno, no imagino exactamente como puede ser, salvo lo que los novelistas de antaño o lo que las religiones utilizan en su favor.
Alguien sentenció que por mi manera de vivir es, tengo asegurado un lugar en ese infierno y que permaneceré entre el fuego por toda la eternidad, desde luego que pregunté ¿exactamente a que se refieren cuando afirman que voy a permanecer en el fuego? he firmado en el testamento, que a mi muerte, una persona que se dedica a esos menesteres, se encargará de incinerar este cuerpo y derramar las cenizas en un lugar que permanezca verde la mayor parte del año, pudiera ser que obtenga el privilegio de seguir de cerca el destino de este cuerpo que tantas delicias me ha permitido disfrutar.
Tal vez este tipo de reflexiones me incitaron a tratar de investigar cuanto se ha escrito, relativo a la vida y muerte de los seres humanos, me condujo entonces, a platicar con personas que se dedican a comunicarse con “entidades” que han vivido en este mundo, por medio de otras personas que manifiestan la facultad de prestar su cuerpo, con el fin de que dichas “entidades” del otro mundo, revelen abiertamente sus inquietudes, pero más que nada ese efecto se ha
utilizado de manera fanática solicitando soluciones a problemas frívolos.
Asombro tremendo experimenté por la gran cantidad de textos que de esto hablan, en todos los idiomas y en todos los tiempos, me entregué emocionado durante más de treinta años con bellos escritos, otros no tanto, a tal grado que disfruté generosamente infinidad de conversaciones por medio de algunas personas que “prestan” su cuerpo y permiten que las “entidades” del otro mundo hablen con quienes nos encontramos en este mundo.
En el caminar en estos terrenos, encontré a una persona con mínima preparación académica que sin propiciar ambiente alguno me decía: Don Diego intenta comunicarse contigo y simplemente ella, la amiga que me permitía esa comunicación, cerraba sus ojos, y en cosa de 30 segundos me encontraba conversando con Diego, la verdad es que nuestra conversación resultaba por demás fascinante y rica en conceptos que tal vez, poco a poco podamos describir por este medio.
Sesiones de dos y hasta tres horas eran muy magníficas, en lugar de preguntar cómo resolver mis problemas, traté siempre de entablar una comunicación, tal como se lleva a cabo en una tertulia de estos tiempos, o parecido a una charla de café, de tal suerte que pude obtener datos muy importantes, aún sin planear abiertamente, eso me colocó indudablemente en un lugar de privilegio y tengo muchas experiencias que deseo compartir poco a poco con ustedes.

Quiero cerrar este asunto por el momento, refiriendo que incluso disfrutamos algunas veces nuestra conversación en compañía de una botella de tequila, porque deseaba seguir disfrutando de esa bebida en donde ahora se encuentra, supongo que es válida esta redundancia, ya lo explicaré y debo adelantar que hoy día existen escritos que de esto hablan abundantemente, demostrando que la conexión entre este mundo y el otro, nada debe extrañarnos.

sábado, 25 de enero de 2014

Entre prudencia y filantropía

mejores padres, mejores hijos
De la prudencia a la filantropía la distancia resulta difícilmente perceptible, es muy parecida a la distancia que media entre lo sublime y lo ridículo, en ambos casos el riesgo es impresionante, así también la distancia que media entre una persona sensata y otra que no lo es, hasta donde una decisión es equitativa o no, donde comienza la sensatez y donde principia la insensatez, por lo tanto, estamos ante un asunto más importante de lo que parece, puesto que emitir un juicio bajo estas circunstancias por sistema nos entregamos al riesgo de perjudicar a alguien sin apreciar.
Sabemos que la inteligencia con que nos ha dotado la vida, ayuda a moderar la cualidad de ver las cosas, como si se tratara de convertirnos en
un “fiel” de la balanza, además nos guía a esgrimir la prudencia como herramienta que nuestros padres utilizaron en la educación familiar, conforme a la necesidad de conducirnos con  mayor rectitud, buscando siempre la equidad en cada uno de nuestros puntos de vista, por medio del valor, si, del valor de decir las cosas, pero con la prudencia necesaria en cada caso.
El asunto es que la prudencia es una habilidad sencilla de manejar y no así la filantropía que por sistema nos entrega al deleite de la satisfacción personal, es por eso que idealizamos la filantropía porque nos hace sentir superiores o distintos al resto de los humanos,
inclusive nos hace olvidar que lo “amargo” prevalece sobre lo “dulce” es indudable que todos “estamos listos a recibir lo bueno, lo dulce” pero muy pocas veces resistimos cuando las cosas no salen como pensamos que deben salir y hasta el agua que bebemos lo percibimos como veneno.
Aprendemos muchas palabras que permiten comunicar una idea, aunque muchas veces cometemos imprudencias triviales, por el hecho de hablar sin
criterio nuestro idioma, será difícil encontrar las palabras adecuadas, aplicar la gramática apropiadamente no es sencillo si desconocemos sus principios esenciales, motivando con ello una retórica pobre  que termina por la distorsión de un mensaje aunque se difunda con la mejor intensión. 
Como seres pensantes, la inteligencia nos permite relacionar conocimientos que tenemos y de ese modo resolvemos algunas situaciones, la inteligencia tiene que ver con las emociones, como agitaciones del ánimo producidas por las ideas, los recuerdos, apetitos, deseos, sentimientos o pasiones, lo cual no deja de ser un peligro, ya que manejar la inteligencia de manera trivial, puede convertirse en un contrasentido, capaz de integrar en el pensamiento, conceptos o situaciones perjudiciales en todos los sentidos.
La regla no escrita indica que la rectitud tiene muchas interpretaciones ya que el ser recto en el comportamiento, no necesariamente se puede calificar de rectitud, más bien la rectitud se refiere al carácter de todo aquello que es justo, en sentido ético o moral, puede ser también, el conocimiento práctico de lo que debemos hacer o decir, esa rectitud se percibe como el arte de pensar, que nos entrega formulas y maneras de hacer las cosas, dentro de un marco de justicia y equidad, pero anteponiendo siempre la prudencia.
Es por eso que he querido asociar la prudencia con la filantropía porque el riesgo de los “cinco minutos de fama” que esa filantropía nos regala, nada tiene que ver con la posibilidad de “dar” pues corremos el riesgo de “dar” a quien no lo necesita en verdad, o convertirse en un acto no equitativo que será criticado sin medida por quienes envidian una posición económica aceptable que permite dar, dejando a un lado el sentido de justicia que recomienda dar a cada quien lo que realmente necesita.
De manera que esa distancia que existe entre la prudencia y la filantropía resulta ser un ejemplo magnífico, nos permite comprender el regalo que la naturaleza nos entrega al nacer, esto es: La inteligencia, rectitud, valor, prudencia y filantropía, como un pedestal de cinco herramientas capaces de resolver cuanto problema nos presente la vida, sin esperar nada a cambio, pues se trata de facultades naturales que desarrollamos desde temprana edad bajo la estricta vigilancia de nuestros padres hasta conseguir la mayoría de edad.
La prudencia que sabe retractarse es una de las formas del arte de gobernar, practicar la sinceridad sin prudencia puede destruir en vez de edificar, ofender en vez de animar, separar en vez de unir y hasta romper lo que debería permanecer siempre unido, pero cuidado, no hay mejor trampolín que una mala consciencia para saltar a la filantropía.