domingo, 24 de agosto de 2014

Hacer lo que predicamos.

mejores padres, mejores hijos

Por: Enrique Roberto Hernández Oñate


Un día mi papá me dio una lección muy importante: “para todo hay un lugar y un momento”, imagínense llegando a la entrega de un premio Nobel; con una playera de mi equipo favorito, un short y tenis, eso no sería lo ideal como tampoco lo sería ir al estadio de cualquier deporte con un esmoquin, esa es la enseñanza más importante de mi padre.





Dicho esto, imagínense a un maestro en la escuela llegando con aliento alcohólico, o comiendo y hablando con la boca llena en plena clase, o fumando como me sucedió alguna vez en tercero o cuarto de primaria donde la maestra llamada Margarita nos dejó castigados sin recreo (seguramente por una buena razón), la catedrática debía comer al no ser sujeta de castigo, por lo tanto, envío a la “consentida” por sus tacos a la tienda escolar. Cuando se terminó su alimento, obvio frente a nuestras caras hambrientas, levantando la voz y colocando sus pies encima del escritorio como cualquier mafioso lanzó una sublime frase “después de un buen taco un buen tabaco”, prendió su cigarro con las ventanas y puerta cerradas dejándonos aspirando su, debo aceptar, delicioso vicio.
¿Cómo puede la maestra inculcarme orden si comete este tipo de faltas? Es inaceptable, cuando le reclame fui castigado aún peor, ¿Por qué me reprendió si ella hizo algo incorrecto? Muy sencilla la respuesta, porque se creen tan cercanos a dios o sienten que son dios para no ser cuestionados y así mantener su status quo siendo esto aún más deprimente.

En toda mi vida he fumado cosas que ni se podrían imaginar, he tomado lo que no es mío en algún momento y no he devuelto libros (lo cual debería ser muy castigado), me excedí en el alcohol en innumerables ocasiones, pero no debe ser eterno ese comportamiento: la vida de una flor comienza con un retoño o botón y pasarán dos cosas, muere siendo un botón o vive siendo una rosa, no permanecerá como botón por toda la eternidad y tampoco como rosa.


Todos inevitablemente debemos cambiar en algún momento. Hoy no soy el mismo, y no quiero ser de los que llegan con aliento alcohólico a predicar orden, tampoco quiero ser de los que teniendo doce litros de vino en tres brindis se acaben esa cantidad de alcohol, de los que fumen donde no se debe fumar. Sería muy hipócrita de mi parte criticarlo y hacerlo.

¿No puedo quedarme callado ante estas situaciones porque? Porque si no lo cuestionara caería en la displicencia, definitivamente quiero ser virtuoso y ningún displicente lo puede ser, ni el benevolente. Por ser displicentes dejo pasar injusticias, por ser benevolente perdono injusticias, por practicar la beneficencia hago injusticia.



No puedo callarme frente a lo que es incorrecto, debo ser prudente al decirlo, pero no está en mi dejar pasar esas acciones. Ojo, no confundamos la habilidad que tienen las personas de hacer su oficio o profesión con el ser virtuoso, el virtuoso mediante el trabajo y la lucha vence sus pasiones y sus vicios, el otro es el que llega tarde con aliento alcohólico y fuma en la oficina.
Al cometer todos los errores antes expuestos nos convertimos en “cualquier persona”, y lo que hacemos lo degradamos a religión o política, donde algunos sacerdotes o pastores aprovechan la palabra divina para satisfacer sus deseos y ambiciones.


Yo invito a que examinemos todo lo que hacemos y como lo hacemos para responder si en verdad estamos practicando lo que hablamos, logrando evolucionar como personas podremos quizá aspirar a cambiar a nuestra familia, nuestro municipio, estado y nación solo así. Exhorto a los que habitan México y que lean este pensamiento a dejarse de preocupar por si un diputado o político es mala persona, hay que ocuparnos de nosotros mismos, eduquemos mejor a los niños y solo así en un periodo largo de tiempo eliminaremos a esas lacras. Predicar con el ejemplo es mejor que hablar al aire, eso es lo que hace un líder y una persona diferente.

El que tenga oídos que oiga, el que no los tenga que se engañe a si mismo.  

viernes, 22 de agosto de 2014

Signo del zodiaco Virgo

mejores padres, mejores hijos
Mitos y símbolos de Virgo
¿Es locura ser sabio? ¿Es sabiduría estar loco? Las respuestas a estas preguntas son: Sí y no, según el caso y las circunstancias, a lo largo de los tres decanatos de Virgo, pasamos de la sabiduría a la locura pero siempre de forma razonable. El nativo de Virgo que tiene tendencia a fijarse en los detalles, a ver o encontrar el grano de arena que bloquea el engranaje y que, naturalmente, escapa a la búsqueda minuciosa y obstinada de los demás, el placer del análisis se vuelve a veces obsesión y manía, pero procede de una locura tranquila y razonable.
Es bien sabido que los locos tienen un entendimiento lógico; tan lógico que es difícil hacerles entrar en razón, el nativo de Virgo es a veces tan sensato, lo tiene todo tan bien organizado en la cabeza que, en compensación, necesita entregarse en la vida a una cierta fantasía desordenada y desbocada, o bien tiene la sensación de disfrutar de una personalidad tan poco o tan mal
estructurada que duda de si mismo y se identifica con todo lo que le permitirá poner su atención sobre algo concreto o particular y, a partir de allí, poder crear cierto orden, hacia él mismo o hacia la vida.
El nativo de Virgo tiene una actitud a veces prudente y a veces necia; como todos los seres humanos podríamos responder, pero algo más que todo el mundo, o al menos de una manera más específica en cuanto a él se refiere; el signo de Virgo es el sexto signo del zodiaco, lo que en, psicología, corresponde a lo que nombraríamos la etapa de la
diferenciación, es decir, como en la evolución del niño, el período en el que siente que ya no forma parte del cuerpo de su madre y que es un individuo pleno, en esta etapa, el nativo de Virgo intenta diferenciarse, marcar y buscar su diferencia, consciente de estar loco o loco por ser consciente, según el caso o la circunstancia.
Sir Thomas Sean Connery, Cameron Díaz, Thalía y Michael Jackson, son algunos personajes famosos que nacieron dentro del primer decanato del signo Virgo que abarca del 23 de agosto al 1 de septiembre, ellos presentan la imagen de una figura mítica que posee algunas analogías con el décimo cuarto arcano mayor del tarot adivinatorio, la templanza; se trata de un ángel, se dice que los ángeles no tienen sexo, entonces
se utiliza la representación simbólica del primer decanato de Virgo con la siguiente imagen.
Podemos ver claramente que se trata de una mujer angelical, con una admirable cabellera trenzada, así como dos alas magníficas y desplegadas, esta mujer que es un ángel, está sentada en el suelo con las piernas cruzadas bajo el amplio vestido que ondea a su alrededor, en medio de un campo cubierto de mieses, en la mano derecha lleva un manojo, con el que va a componer una gavilla, pues muestra en la mano izquierda otras espigas que acaba de coger. Su rostro
resplandece y mira hacia nosotros con los ojos llenos de dulzura, parece que está inmóvil, como si posara ante un pintor o un fotógrafo, nos encontramos en el universo de un Virgo con habilidad manual, lo cual es una muestra de inteligencia, pues existe una correlación entre las manos y la mente, su espíritu se manifiesta vibrante y vivaz en su rostro y en sus ojos.
En el segundo decanato, que abarca del 2 al 13 de septiembre destacan personajes como: Salma Hayek, Raquel Welch, Franz Beckenbauer, Lupita Jones, Silvia Pinal y muchos más. Nos encontramos en el universo de Virgo, a veces prudente y a veces necio, o demasiado sensato, en realidad posee una naturaleza profunda y discretamente sentimental, en otros períodos, con arrebatos de locura le obligan a enfrentarse a sus propios límites y por ello se siente culpable posteriormente, sea como fuere, se trata de una mujer de
una belleza algo salvaje.
Nos puede asombrar ver a una mujer con el torso desnudo mostrando su pecho generoso que ilustra simbólicamente pudor y timidez, resulta curioso que una mujer púdica y tímida se exhiba, o guste de pasearse desnuda por la naturaleza, camina con aparente seguridad y rapidez con el rostro sonriente, agradable y acogedor, en la mano derecha sostiene el velo que debía cubrir su torso y suponemos que se lo acaba de quitar, pero no nos equivoquemos, se trata del Virgo del segundo decanato que aspira a deshacerse de sus complejos, de su lucidez
crítica y con ello conseguir abandonarse a sus sentimientos y a sus emociones.
Veamos ahora el tercero y último decanato de Virgo por medio de la figura simbólica de una mujer de pie mostrando una gran seguridad, vestida de manera que pareciera que esconde su figura, que impide con ello sospechar que se trata de una mujer embarazada y muestra serenidad, esto es, su aspecto es tranquilo, sus manos colocadas hacia adelante parecieran mostrar un gesto de ofrenda y su corona de espigas muestran granos de trigo dorados que se confunden con su

larga cabellera, vemos que está inmóvil pero no estática, así se definen las cualidades de los nativos del tercer decanato entre el 14 y el 23 de septiembre.

De este decanato destacan: Sofía Loren, Silvia Navarro, Tommy Lee Jones, Andrea Bocelli, desde luego que he omitido algunos nombres que al momento de escribir este reporte no quedó más remedio que hacerlo, pero usted amigo lector puede acudir con sus familiares y amigos cercanos y sorprenderlos con los datos aportados, de manera
que en conjunto puedan encontrar similitudes que sirvan de punto de referencia sobre el tipo de carácter de sus amigos del signo Virgo.

lunes, 11 de agosto de 2014

Catedral de Puebla, México

mejores padres, mejores hijos
Puebla de los ángeles
Que lejos estaba de imaginar Don Juan de Palafox y Mendoza en aquel 27 de diciembre de 1639, al ser consagrado en la iglesia de San Bernardo de Madrid, que encontraría un medio tan hostil en la Nueva España. Prefiere recordar su consagración como el día más feliz de su vida, asistió a la ceremonia en representación del Rey, su primer ministro, el Conde Duque de Olivares, que emocionado lo abrazó al termino diciéndole: “Don Juan, grandes cosas espera de vos su Majestad, pero yo espero vuestro triunfo como padre, como un padre lo desea de su hijo”, demostrando con ello que estaba en el nivel más alto de la estimación Real.
Entre el selecto grupo de invitados asistió fray Mauro de Tovar, obispo de Yucatán quien le dijo: “En todo momento cuente su eminencia con un amigo en las Indias, nuestra misión pastoral requiere de lágrimas de dolor, tanto como

de alegría aliviadas por la esperanza”. Don Juan de Palafox aún no está tan preocupado por lo que significa tener que lidiar con los frailes al someterlos, tiene confianza en su poder de persuasión y convencimiento. De momento, vuelve los ojos a la cédula que más le motiva, la terminación de la catedral de Puebla, iniciada desde 1536, habían transcurrido más de cien años en los que hubo muchas suspensiones, la última se dio en 1618 por orden de Felipe III, como consecuencia del manejo inadecuado de los fondos destinados a la obra.
Muchas veces se le escuchó decir: “Una ciudad tan noble merece una catedral a la altura de sus habitantes. Puebla no nació como un pueble-cito o cualquier villorrio, nació como una ciudad en la que se han albergado personajes de rancio abolengo, Don Juan de Palafox sabe que el emperador Carlos V, antepasado de los tres reyes de nombre Felipe, la distinguió con el título de
“Muy noble y leal ciudad de Puebla”, porque desde entonces fue asiento de muchos nobles españoles”, Don Juan de Palafox tiene la idea de instalar algún día en un lugar destacado de la catedral, el escudo real del emperador.
En su oportunidad Don Juan de Palafox recorrió la obra abandonada y deteriorada, habían desaparecido muchos sillares de piedra y piezas labradas de cantera provenientes del cerro de San Cristóbal, ubicado al norte de la ciudad, los espacios marcados como capillas habían sido invadidos por familias menesterosas que ahora los reclaman como
suyos y estaban dispuestos a no dejarlos por nada, el aspecto era deprimente, techados con desperdicios y enramadas, el Sereno, vigilante nocturno, evitaba pasar por el sitio, porque el peligro era real. Con los viejos planos en la mano, Don Juan se detenía en cada lugar tratando de comprender lo que falta por hacer y al grupo que le acompañaba pregunta: ¿existen todos los cimientos?
Veo que el lugar donde se pretende construir el atrio, hay muchas casas ¿Es que aún estos predios no pertenecen a la santa iglesia? Y un
regidor contesta: “Los cimientos del templo existen, las casa aun no pertenecen a la iglesia, están en manos de los descendientes de Martín Partidor, quien prometió cederlas cuando fuera necesario, solo que ellos ahora proyectan cobrar alto precio por los solares.
Como director de orquesta, Don Juan de Palafox coordina la labor de los técnicos que hacen dibujos y mediciones del estado de construcción y un día de sol brillante decide celebrar a pleno sol la misa, que transcurre ligera por el énfasis de alegría que le imprime el obispo, el sermón se convierte en vibrante discurso que consigue emocionar a los asistentes ganando para sí el deseo de ayudar,
aportaron generosas cantidades de dinero cuando se expresó diciéndoles: “Queridos habitantes de esta muy noble y leal ciudad de los ángeles, debéis sentir el orgullo en esta provincia; este obispo que hoy les habla, hace algunos años deseaba radicar junto a vosotros en este jirón de tierra bendita que los fundadores en el año de gracia de 1532 hicieron realidad; se dice que los mismos ángeles la trazaron, tal vez sea una hermosa leyenda, pero yo quiero creer que fue verdad, porque sin lugar a dudas, hay algo divino en este lugar que me hace postrarme y desear ser parte de su historia; ahora mi vida quiero ofrendarla por el más insigne deseo y el más grande reto, que es llegar a consagrar su catedral con la bendición de Dios que todo lo ve”.
“Estoy seguro que con la ayuda de todos vosotros podré conseguirlo, porque es menester erigir este santuario que nos acercará a lo celestial y al perdón que
todos necesitamos. ¡Bendito sea el altísimo!”, hincado se persigna y se tiende en bruces en el piso de tierra figurando una cruz, después de unos segundos se incorpora besando el suelo a la vez que pronuncia una frase en latín que nadie pudo escuchar. Emocionado vertió unas lágrimas que secó con la manga de su indumentaria de gala, al mismo tiempo se escucha un coro de voces cristalinas que interpretan con calidad magistral el “Panis angélicus”, que produjo en los asistentes un sentimiento sublime de elevación espiritual. Muchos de ellos también se hincaron persignándose porque inusitadamente nadie los había emocionado tanto durante una misa.
Los meses transcurrieron llenos de agotadoras jornadas en que aparentemente no se avanzaba, Don Juan de Palafox y Mendoza estaba fascinado con ver a los trabajadores pegar los materiales y escuchar el golpeteo de puntas y cinceles sobre la piedra, le parecían los arpegios de una sinfonía encantada. Cuando el silencio se hacía presente acudía de inmediato al lugar de los trabajos haciendo cuentas mentales con el temor de que los materiales se hubieran agotado y pregunta: ¿por qué no se trabaja, es que no tenéis ya material? No eminencia, le contestan, es que ya es hora de comer, y como los alarifes entraron más temprano, empezarán a preparar lo necesario y celebrar la fiesta
de la santa cruz, el día más grande de quienes construimos casas y templos.
Don Juan de Palafox y Mendoza, emocionado más de una vez al día pronunciaba oraciones de gratitud: “Gracias altísimo padre, no importa que castiguen mi soberbia por querer alcanzar las alturas que me acerquen a vos; no importa cuanta envidia se desate, no importa un día más de ayuno, pero por favor que no cesen estos trabajos hasta la consagración”. A pesar de que estaba lejos de cubrir las naves, Don Juan ya estaba trabajando en los diseños de los altares, los arquitectos se veían abrumados por la cantidad de trabajo que les encargaba.

Lo anterior es una pequeña parte del libro que escribió mi amigo: Guillermo Martínez Arámbula, titulado: El Ilustre Bastardo, vida y obra de Don Juan de
Palafox y Mendoza, y hoy hemos hablado del inicio de la construcción de la catedral de Puebla México.