martes, 23 de febrero de 2016

El mismo barco

El mismo barco
“Todos estamos en el mismo barco, todos tenemos que luchar para que el trabajo sea una instancia de humanización y futuro, un espacio para construir sociedad y ciudadanía”.
He querido agrupar algunas frases que el papa Francisco dejó en su visita a México, pareciera que estaba hablando un mexicano como cualquiera de nosotros que no se atreve a decir las cosas con la claridad necesaria por temor o por cualquier otra causa.

“¿Qué quiere dejar México a sus hijos, una memoria de explotación, de salarios insuficientes, de acoso laboral o de tráfico de trabajo-esclavo, o quiere dejarles la cultura de la memoria del trabajo digno, de techo decoroso? ¿Qué atmósfera van a respirar, un aire viciado por la corrupción, la violencia, la inseguridad y desconfianza o, por el contrario, un aire capaz de generar alternativas, renovación o cambio?”.
Lo anterior es como una fotografía de la realidad nacional, donde los privilegios son de unos cuantos y la “carga” impositiva es de los muchos y que los pocos vivan en la opulencia sin darse cuenta que existimos y que ya no podemos resistir tanta injusticia en todos los terrenos sociales.
“La falta de oportunidades de estudio y trabajo sostenible y redituable que les permita proyectarse genera en tantos casos situaciones de pobreza y marginación y esto es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia. Es el lujo que hoy no nos podemos dar. No se puede dejar solo y abandonado el presente y futuro de México”. “La mentalidad reinante pone el flujo de las personas al servicio del flujo de capital, provocando en muchos casos la explotación de los empleados como si fueran objetos para usar, tirar y descartar”
Considero que es muy importante que la clase gobernante comprenda que la única manera de generar riqueza es por medio del trabajo y no de la empleo-manía del estado, es momento quizás de que se comprenda al ciudadano que lo único que pide es libertad de trabajo, que se le permita trabajar en lo que sabe hacer pero sin tantas medidas “regulativas” que solo entorpecen la generación de riqueza tan indispensable.
“Las cárceles son un síntoma de cómo estamos en la sociedad, en muchos casos de silencios, de omisiones que han provocado una cultura del descarte, de una cultura que ha dejado de apostar por la vida, de una sociedad que poco a poco ha ido abandonando a sus hijos”.
“A veces, pareciera que las cárceles se proponen incapacitar a la persona, invitando a seguir cometiendo delitos, más que a promover los procesos de re-inserción que permitan atender los problemas sociales, psicólogos y familiares que llevaron a una persona a una determinada actitud”.
“No te preguntes por qué estás aquí, sino para qué, y que esto nos lleve adelante, nos haga ir saltando las vallas de ese engaño social que cree que la seguridad y el orden solamente se logra encarcelando”.
Yo también los invito a soñar el México que nuestros hijos se merecen, un México donde no haya personas de primera, segunda o cuarta, sino el México que sabe reconocer en el otro la dignidad, en realidad, todos estamos en el mismo barco, todos tenemos que luchar para que el trabajo sea una instancia de humanización y futuro, un espacio para construir, recordemos que cuando se nos permitió una cierta libertad de trabajo sin tanta complejidad regulativo y tributaria, la economía familiar funcionaba mejor, una frase muy antigua dice: que el mejor gobierno es el que menos se nota que gobierna.