lunes, 14 de octubre de 2013

Twittmate - Más allá de Twitter

Twittmate - Más allá de Twitter

Condición fundamental en quienes
solicitan ingresar a la masonería, “libre y de buenas costumbres”. La razón de
esta exigencia se debe a que de otra forma va a ser muy difícil que el
aspirante comprenda desde el pórtico, lo que la masonería pretende mostrar, se
traduce también como una libertad necesaria de pensamiento, hace muchos años
que nuestra constitución política abolió la esclavitud, de tal manera que el
concepto: “Libre y de buenas costumbres” se refiere al comportamiento habitual
de quien toca el umbral de la masonería.
El venezolano: Manuel Antonio Carreño
Muñoz, por el año 1853, nos entregó un manual de urbanidad y buenas maneras.
Fundamentando normas que se encuentran en las principales reglas de civilidad y
etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones sociales, precedido
de un breve tratado sobre los deberes morales y las buenas costumbres, tal vez
podemos describir su texto como un compendio de formas, elementos y reglas
sobre los buenos modales útiles en las relaciones sociales o simplemente como
un contexto social.
Don Manuel Antonio Carreño pudo haber
conocido entonces lo que la masonería solicitaba de los aspirantes: “Libre y de
buenas costumbres”, porque solo con buenas costumbres, el acceso a las normas
del masón resulta un camino sencillo en el recorrido de los niveles que se
deben cursar, es como si los asuntos considerados buenos y malos estuvieran al
acecho, la inquietud por los problemas cotidianos obstruye nuestra vista y sin
sentir caminamos entre lo blanco y lo negro, con los símbolos que ello trata de
expresar, con la ayuda del “Carreño” y la masonería observamos los lineamientos
sociales y enfrentamos cualquier obstáculo.
Con libertad y buenas costumbres es fácil
respetar las leyes de la nación y más fácil acatar las leyes sociales y hasta
las leyes no escritas, la frase: “El respeto al derecho ajeno es la paz” sigue
y seguirá vigente por mucho tiempo, como sinónimo de “las buenas costumbres”
que nacen en el seno familiar, de tal suerte que una buena costumbre será
custodiar a la familia, célula del tejido social, el hijo debe respetar al
padre y él a la sociedad y ella a la autoridad encargada de las leyes y de esa
forma en sentido opuesto se cumple el ciclo necesario de: “Libertad y buenas
costumbres”.
Muchas veces he declarado que el masón
está por encima de lo bueno y lo malo, personificado tal vez por el caminar
sobre zonas blancas y negras como si fuera un tablero de ajedrez, sin afán de
colocar al masón como un ser superior, simplemente que su libertad le permite
descifrar los momentos buenos y los momentos malos, empleando la sensatez
adecuada en cada situación, de manera que siempre asumirá galantería con la
respuesta apropiada o raciocinio puntual frente a un conflicto social en
cualquier nivel.
No es casualidad que la estructura social
de los países este cimentada en principios masónicos, si revisamos la historia
de la humanidad vamos a encontrar multitud de percepciones que muestran un
soporte basado en la libertad y las buenas costumbres, inclusive la filosofía
del “municipio libre” contiene esa característica, se hace necesario que quien
gobierne un municipio, sea vecino del municipio ya que en el vecindario se
encuentran sus intereses de propiedad y trabajo así como los intereses
familiares, es obligatorio entonces que la seguridad de los bienes y personas
sea responsabilidad de un vecino, ocasionando que nadie resulte perjudicado ya
que solo el vecino caminará por lo bueno y lo malo sin perjudicar a cualquiera
ni dañarse a sí mismo.
“Libertad y buenas costumbres” contiene
muchas aristas, pero solo una filosofía, la búsqueda del bien común, como
divisa del masón, logrando el compromiso de hacer bien a todos mediante el
caminar entre lo bueno y lo malo con paso firme, consciente del compromiso
adquirido libremente cuando llamó a las puertas de la orden, que la curiosidad
le indicó en el momento apropiado y no antes ni después, aplicando su “libertad
y buenas costumbres”.
Obtener Código

viernes, 11 de octubre de 2013

Libre y de buenas costumbres

Condición fundamental en quienes solicitan ingresar a la masonería, “libre y de buenas costumbres”. La razón de esta exigencia se debe a que de otra forma va a ser muy difícil que el aspirante comprenda desde el pórtico, lo que la masonería pretende mostrar, se traduce también como una libertad necesaria de pensamiento, hace muchos años que nuestra constitución política abolió la esclavitud, de tal manera que el concepto: “Libre y de buenas costumbres” se refiere al comportamiento habitual de quien toca el umbral de la masonería.
El venezolano: Manuel Antonio Carreño Muñoz, por el año 1853, nos entregó un manual de urbanidad y buenas maneras. Fundamentando normas que se encuentran en las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones sociales, precedido de un breve tratado sobre los deberes morales y las buenas costumbres, tal vez podemos describir su texto como un compendio de formas, elementos y reglas sobre los buenos modales útiles en las relaciones sociales o simplemente como un contexto social.
Don Manuel Antonio Carreño pudo haber conocido entonces lo que la masonería solicitaba de los aspirantes: “Libre y de buenas costumbres”, porque solo con buenas costumbres, el acceso a las normas del masón resulta un camino sencillo en el recorrido de los niveles que se deben cursar, es como si los asuntos considerados buenos y malos estuvieran al acecho, la inquietud por los problemas cotidianos obstruye nuestra vista y sin sentir caminamos entre lo blanco y lo negro, con los símbolos que ello trata de expresar, con la ayuda del “Carreño” y la masonería observamos los lineamientos sociales y enfrentamos cualquier obstáculo.
Con libertad y buenas costumbres es fácil respetar las leyes de la nación y más fácil acatar las leyes sociales y hasta las leyes no escritas, la frase: “El respeto al derecho ajeno es la paz” sigue y seguirá vigente por mucho tiempo, como sinónimo de “las buenas costumbres” que nacen en el seno familiar, de tal suerte que una buena costumbre será custodiar a la familia, célula del tejido social, el hijo debe respetar al padre y él a la sociedad y ella a la autoridad encargada de las leyes y de esa forma en sentido opuesto se cumple el ciclo necesario de: “Libertad y buenas costumbres”.
Muchas veces he declarado que el masón está por encima de lo bueno y lo malo, personificado tal vez por el caminar sobre zonas blancas y negras como si fuera un tablero de ajedrez, sin afán de colocar al masón como un ser superior, simplemente que su libertad le permite descifrar los momentos buenos y los momentos malos, empleando la sensatez adecuada en cada situación, de manera que siempre asumirá galantería con la respuesta apropiada o raciocinio puntual frente a un conflicto social en cualquier nivel.
No es casualidad que la estructura social de los países este cimentada en principios masónicos, si revisamos la historia de la humanidad vamos a encontrar multitud de percepciones que muestran un soporte basado en la libertad y las buenas costumbres, inclusive la filosofía del “municipio libre” contiene esa característica, se hace necesario que quien gobierne un municipio, sea vecino del municipio ya que en el vecindario se encuentran sus intereses de propiedad y trabajo así como los intereses familiares, es obligatorio entonces que la seguridad de los bienes y personas sea responsabilidad de un vecino, ocasionando que nadie resulte perjudicado ya que solo el vecino caminará por lo bueno y lo malo sin perjudicar a cualquiera ni dañarse a sí mismo.
“Libertad y buenas costumbres” contiene muchas aristas, pero solo una filosofía, la búsqueda del bien común, como divisa del masón, logrando el compromiso de hacer bien a todos mediante el caminar entre lo bueno y lo malo con paso firme, consciente del compromiso adquirido libremente cuando llamó a las puertas de la orden, que la curiosidad le indicó en el momento apropiado y no antes ni después, aplicando su “libertad y buenas costumbres”.
Obtener Código

miércoles, 2 de octubre de 2013

Pensamiento

El pensamiento es una facultad del ser humano que lo distingue del resto de las especies vivas, de lo cual se desprende el concepto de individualidad, presente en los seres humanos y aunque muchas otras especies manifiestan pensamiento, siempre se quedarán en el umbral, porque no examinan y nosotros lo hacemos de manera consuetudinaria, porque somos capaces de comparar, escoger y por lo tanto formar un juicio sobre las cosas conocidas.
Pareciera que una flor que curiosamente es conocida como pensamiento, comprendiera tal definición, si observamos, se muestra distinta a una buena parte del abanico floral que la naturaleza nos hace favor de regalar a diario y sin pedir nada a cambio, sabe que nosotros somos capaces de investigar y juzgar, muchas veces me parece observar que cuando le hablo a la flor, ella me obedece al impulso que le prodigo.
Hasta parece que posee determinada inteligencia, como si a ella se le hubiese entregado la facultad de recibir las impresiones de los sentidos, que le permiten comprender y combinar los actos que satisfacen sus necesidades, vamos, como si esa maravillosa flor mostrara una inteligencia similar a la nuestra y no actuara simplemente por instinto como si fuera un resorte conservador de su existencia.
Nosotros, los seres humanos, poseemos la razón junto con la inteligencia y el instinto, podemos elevarnos de lo concreto a lo abstracto pues comprendemos la naturaleza de las cosas y nos sometemos a la causa que produce eso que describimos como razón, inclusive logramos estudiarnos a nosotros mismos, por medio de la contemplación de lo creado, permitiendo encontrar la verdad que destruye los errores de la intuición y los sofismas de la inteligencia.
También creamos las ciencias y las artes arrancando a la naturaleza sus secretos, ese es el patrimonio de los seres humanos y gracias a ello podemos ver en todas las cosas lo real, lo ideal y la causa que los produce, de ese razonamiento surge un término que simplifica las cosas y lo definimos como facultad dual, es decir, que comenzamos a comprender lo que es el instinto y el afecto como una manera sencilla de diferenciarnos de los animales.
Sin embargo, parece que no comprendemos bien la lección, nos entregamos a gobiernos que se atribuyen todo y declarando que somos niños que requerimos ser tratados como rebaños, pero no son los gobiernos los culpables sino que encuentran seres humanos dóciles que se dejan gobernar porque encuentran ignorancia, apatía y egoísmo en los ciudadanos y forzosamente tienen que torturarlos y hacerlos marchar aun a su pesar, pues todo el que adquiere mando, casi siempre tiende a la tiranía.
La masonería quiere que las masas se eduquen particular y en grupo, los pueblos ilustrados no consienten tiranos y sí ayudan a sus buenos mandatarios en sus difíciles tareas, de nada sirven los buenos gobernantes con las más sanas disposiciones si sus gobernados se oponen a ellas, su ignorancia no les permite comprender o su apatía y egoísmo les encierra en un círculo de pereza e indiferencia.

La masonería impone a sus miembros el deber de ser hombres libres y virtuosos, sin que sea esa libertad el egoísmo y la resistencia a las leyes del país en que viven, ni a las disposiciones de los gobernantes en virtud de esas leyes, al contrario, ella exige de sus miembros el mejor respeto a la ley y a los magistrados, también establece como un deber sagrado el instruirse e instruir a los hombres hasta donde alcancen sus fuerzas, con el fin de que conozcan los derechos y deberes propios y los derechos y deberes de todos. El pensamiento adecuado entonces es que seamos instruidos, dignos y virtuosos y no solamente seremos libres nosotros, sino que podremos emancipar a todos los ciudadanos.

Obtener Código