domingo, 22 de junio de 2014

Sombrero o capucha

mejores padres, mejores hijos
Sombrero o capucha

Los seres humanos desde siempre han tratado de proteger su cabeza de las inclemencias del tiempo, utilizando sombrero, capucha, el llamado “pasa montaña” y hasta mascaras de distintos materiales y “motivos” guerreros o de confrontación y hasta como “defensores de la justicia” , de manera que la justificación en el uso de prendas con el argumento de proteger la cabeza ocupan muchas páginas a lo largo de la historia.
La pregunta sería: ¿Cuál es el motivo que invita a “esconder la
identidad”? Las razones pueden ser tan diversas como la humanidad misma, hoy día basta unirse a un grupo cualquiera desde donde se puede dar rienda suelta a los deseos de “desquitarse” de cualquier frustración o muchas veces, de obtener alguna remuneración que sirva como solvento de los gastos del día, lo cual puede repetirse muchas veces hasta que sea descubierta la identidad de manera casual, accidental o simplemente agotó su “poder encubierto” sin más remedio que absorber un encarcelamiento pequeño o grande, que siempre encontrará una salida fácil.
Pensé que asuntos de este tipo eran producto de la época, ya que las
diferencias sociales creí que podían ser detonadores de esos disturbios sociales que por sistema se envían al archivo de la impunidad y que la necesidad de grupos humanos necesitados justifican todo tipo de protestas “pacíficas” aun destruyendo las propiedades de quienes generan riqueza por medio del trabajo honesto dentro del marco jurídico establecido en cada lugar.
Investigando en asuntos históricos de gran trascendencia encontré un dialogo entre el rey Carlos III de España y el ministro Gregorio Esquilache—“Disculpad su Majestad si es inoportuno mi comentario,
pero me he dado cuenta de que por doquier los hombres usan esas grandes capas y esos sombreros de ala ancha que llaman chambergos, en Sicilia y Nápoles hace mucho tiempo que han caído en desuso”.
--¡Vamos Don Gregorio, ¿Qué importancia puede tener la moda en estos lugares?
--Majestad, tengo una razón; ordenando ciertos archivos de vuestro ilustre antecesor, encontré la intención de prohibir esa indumentaria, por razones de seguridad pública. Cualquiera puede embozarse, tan solo con levantar su antebrazo envuelto en la capa, pueden herir o matar con oculta espada a cualquier mortal que se atraviese en su camino
--Verdad es don Gregorio, os asiste la razón, mas ¿insinuáis acaso que se pueda imponer que los madrileños dejen de usar tal capa?, si mi hermano
no logro desterrar la dicha costumbre, bueno sería averiguar el por qué.
En ese tiempo se declaró que el Rey Carlos III de España, era un hombre bien intencionado que estaba dispuesto a establecer reformas en bien de la población de su reino, sobre todo sin cargar más impuestos, sino administrar adecuadamente los recursos económicos, es posible que en este tiempo también los gobernante sean hombres bien intencionados que también estén dispuestos a establecer reformas en bien de la población, pero la realidad resulta muy
diferente, los “chambergos” del tiempo de Carlos III, ahora utilizan cualquier material con el que cubren sus rostros causando disturbios extremadamente destructores.

Pareciera que en ambos tiempos, en el siglo XVIII en España y en el siglo pasado en México y hasta nuestros días, los procedimientos de grupos inconformes se cubren la cara con lo que suponen nunca ser reconocidos y practican destrozos impunemente porque saben que finalmente la autoridad no procederá por prudencia o por cualquier otro motivo, sin darse cuenta que lo que destrozan redunda en
pérdidas no al gobierno, sino a particulares que mantienen fuentes de trabajo y que son quienes finalmente producen la riqueza del país junto con los ciudadanos.

domingo, 15 de junio de 2014

Los discursos

mejores padres, mejores hijos

Los discursos
“¡Amado pueblo! Que no se piense que soy ajeno a sus protestas, me apena el des abasto de alimentos a esta población, ustedes no saben que desde hace muchos años se subsidian sus alimentos, la razón es que se ha detenido la siembra de cereales y otros productos, y no ha sido suficiente el esfuerzo del gobierno, yo invito a participar y juntos encontrar una solución justa, por el momento, pueden estar seguros de que vienen en camino suficientes alimentos que resolverán sus
requerimientos”.
El discurso anterior recuerdo haberlo escuchado muchas veces, pero mi interés al reproducirlo no es descubrir a quien lo haya dicho, mi interés resultó de un acontecimientos real y verdadero allá por el siglo XVIII en Madrid cuando Carlos III se vio obligado a salir al balcón de su despacho en el palacio Real de El Pardo, debido a los problemas de la creciente pobreza se gesta un conflicto que pretendía entre otras razones la destitución del ministro Esquilache que se le culpaba de todos los males de España.
El discurso del rey Carlos III lo descubrí en una novela que pronto estará a la venta en Puebla México, escrita por mi gran amigo Guillermo Martínez Arámbula que a la letra dice: “¡Amado Pueblo de Madrid! No penséis que soy ajeno a vuestras tribulaciones, Dios sabe cuánto me apena el desabasto de alimentos a esta población, vosotros no sabéis que ha dos años se subsidian vuestros alimentos, pues ha cesado en esta región la siembra de cereales y otros productos, mas no ha sido suficiente nuestro esfuerzo, yo os invito a participar y encontrar una solución justa, por el momento podéis estar seguros de que vienen en camino suficientes alimentos que calmarán por un mes
esta necesidad”.
Bajo el balcón los representantes de los amotinados respondían al Rey: ¡Majestad, queremos creer en vos, pero pronto nos organizaremos y defenderemos nuestros derechos, no amenazamos a vuestra real dignidad, más si no oís nuestro clamor, vuestras acciones pueden ser tomadas como burlas! Aquí os leo y entrego nuestro pliego de peticiones, que son bien claras:
¡No queremos la presencia de extranjeros en vuestra corte!
¡Que bajen de valor los alimentos!
¡Que desaparezca la junta de abastos!
¡Que se vaya Esquilache! Y
¡Que su majestad se acerque en persona con vuestro pueblo!
La investidura de Carlos III nunca antes se había visto empañada en asuntos de esa naturaleza, comprendió entonces, que debía atender la voluntad del pueblo a pesar de la opinión de mariscales y generales, despachó una carta dirigida al pueblo recordando que les había
empeñado su palabra, y que estaba cumpliendo lo acordado, con lo que pudo controlar los disturbios.
Por otra parte, Esquilache también les hacía llegar otra misiva personal diciendo: “Soy el único ministro que se ha preocupado por el pueblo madrileño, he limpiado y ordenado vuestras calles, os las he alumbrado, pavimentado y pintado, mas creo que eso no tiene valor en vosotros, me retiro muy desilusionado de vosotros, pero creo que no hay mal que no reciba el bien a cambio, llevaré a mi familia a gozar del descanso, por ello os doy gracias sinceramente”. Firma, el marqués Gregorio Antonio de Esquilache.
Se reformó el gabinete y mucho lamentó Carlos III despedir al ministro
Esquilache junto con el resto de su equipo tan conocido y poco tiempo después se descubrió el origen del levantamiento, los autores del movimiento eran miembros del nuevo gabinete, y una nota relevante fue la interposición a la beatificación de un español que vivió cien años atrás en la Nueva España, llamado Juan de Palafox y Mendoza, obispo de la Puebla de los Ángeles que siempre encontró ocultos intereses que lo des habilitaban, al respecto, el Rey llegó a comentar: “¿Qué de malo hay en ser hijo bastardo, si se ama a Dios más que los bien nacidos?
La novela de donde fueron extraídos los datos de este artículo se titula exactamente: “El ilustre bastardo” donde encontramos infinidad de datos importantes de Don Juan de Palafox y Mendoza, pero eso lo trataré en futuros relatos.

Los discursos se parecen mucho a los asuntos que hoy día, después de muchos siglos no se han podido resolver o no se quieren resolver,
pareciera que “los Esquilache” se siguen reproduciendo al paso de los siglos y la práctica del “acaparamiento de alimentos” resulta sinónima de poder ¿No le parece? Gracias Guillermo Martínez Arámbula por tu novela “el ilustre Bastardo”, vida y obra de Don Juan de Palafox y Mendoza, producto de una intensa investigación muy bien documentada.

martes, 10 de junio de 2014

Bullyn escolar

mejores padres, mejores hijos
Bullyng escolar
Tal vez se trata de un fenómeno del presente siglo, sin embargo, puedo afirmar que es un asunto tan antiguo como la vida misma, el título de “bulling” se refiere a este tiempo, todavía recuerdo cuando al ingresar a la enseñanza secundaria en el Instituto Politécnico Nacional en la ciudad de México, allá por los años cincuenta, debíamos resistir lo que denominaban “novatada” que consistía en el corte de pelo de manera agresiva y nos dejaban con una imagen pavorosa.
Por algún tiempo he tratado de imaginar donde comienza este asunto del “bullyng” y me parece que además de ser un excelente “modo de distraer”, he intentado hacer una retrospectiva en función de esos “acuerdos políticos”, en el parlamento de México a nivel local y
nacional cuando quisieron “proteger a los niños” diseñando lo que titularon: “Los derechos de los niños” , la consecuencia es lo que ahora vivimos.
Resulta incongruente que ahora ni el maestro, ni los papás, ni los parientes pueden intentar siquiera tratar de corregir a un niño su mal comportamiento por leve que este se manifieste, de manera que ahora los niños son libres, nadie puede reprenderles de ninguna manera, y a diario se manifiesta en los medios de comunicación que
cualquier grupo humano, grande o pequeño, actúa en total impunidad, pues lo que dicta “derechos humanos” es que nadie puede impedir su derecho a manifestarse.
Más crítico resulta si esas actividades de protesta son ejecutadas por menores de edad, significa entonces que el estado de derecho solo está dirigido a determinadas personas y el resto ya puede “protestar por la protesta” y su reclamo se perderá en el mar de corrupción que prevalece en los niveles de poder y políticos, la historia de “los
miserables” es hoy más actual que en el tiempo en que fue escrita.
Me temo que todo el conflicto nace en el momento en que los “representantes del pueblo” no se toman la molestia de consultar a quienes los “eligieron” y eso redunda en leyes que en lugar de proteger, mantienen a los ciudadanos sin defensa, pienso que la mejor manera de hacer buenas leyes es pensando bilateral mente o multilateral mente, porque de la manera como lo hacen hoy, siempre va a resultar contraproducente.
La única manera de hacer bien las cosas es cuando se proclama la soberanía o el derecho de dictar leyes y hacerlas efectivas, pero la letra dice que eso le pertenece solo al pueblo y que a él corresponde discutir y establecer las leyes que habrán de salvarla de sus miserias, eso de alguna manera permite estudiar las bases que han de sostener el edificio de la educación humana que genera riqueza por medio de la propiedad y el trabajo.
Muy importante resulta darnos cuenta que tenemos en la consciencia nuestro propio juez y que el honor, la virtud y la justicia no son términos convencionales, sino sentimientos afectivos, instintos
eminentemente sociales que una mala educación pervierte y el estudio sublima y nos hace dignos, sin olvidar que comprendiendo a la naturaleza, se crean las ciencias y las artes e invita a la comprensión del ser infinito que lo formó libre y heredero de los bienes de la tierra.
Pudiera ser que la mala educación es la que provoca los conflictos en el diseño de las leyes, luego entonces, se puede decir que unos y otros
tenemos mala educación, unos por no voltear a vernos y otros, por no reclamar lo que a derecho les corresponde y que en cada uno despierte en su corazón el sentimiento de su propia dignidad, estudiando incesantemente lo que debe a sus semejantes, siendo esa dignidad la diferencia entre el bien y el mal, entre “el bullyng” y las buenas relaciones entre compañeros, como en su tiempo declararon que “el respeto al derecho ajeno, es la paz” y el “bullyng” desaparecerá finalmente.