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jueves, 30 de enero de 2014

El otro mundo

mejores padres, mejores hijos

Los comentarios en torno al asunto, vida y muerte es enormemente fascinante, cada persona comenta esto por medio de análisis que ha escuchado, pero cuando se le presenta un hecho paranormal, por sistema se aterra y manifiesta un temor exagerado que nada tiene que ver con una realidad, más bien lo que la gente recuerda, es aquello que los productores de cine han querido que sea el mundo de la vida y de la muerte, el mundo de la parapsicología o mundo paranormal.
Desde hace muchos siglos el ser humano ha tratado de escudriñar en
ese mundo que no advertimos o que no percibimos con la facultad de la vista, sin embargo, existen maneras distintas de percibir fenómenos desconocidos, pero en realidad nada tienen de desconocidos, trataré de relatar a ustedes algunas experiencias vividas, que impiden negar la existencia de ese otro mundo, del que siempre han hablado nuestros antecesores con cierta tibieza, tal vez por el riesgo que significa el hecho de que muy pocas personas lo aceptan como una realidad.
Si acudimos a los escritos antiguos, descubriremos que nunca se ha negado la existencia de ese otro mundo, supongo nada tiene de aterrador, lo que sucede es que a través del tiempo el asunto vida muerte, se ha utilizado como herramienta de control social, es muy sencillo hacer que el ser humano le tema a ese otro mundo, porque siempre se le ha dicho que su mal comportamiento en esta vida le abre las puertas de un infierno, no imagino exactamente como puede ser, salvo lo que los novelistas de antaño o lo que las religiones utilizan en su favor.
Alguien sentenció que por mi manera de vivir es, tengo asegurado un lugar en ese infierno y que permaneceré entre el fuego por toda la eternidad, desde luego que pregunté ¿exactamente a que se refieren cuando afirman que voy a permanecer en el fuego? he firmado en el testamento, que a mi muerte, una persona que se dedica a esos menesteres, se encargará de incinerar este cuerpo y derramar las cenizas en un lugar que permanezca verde la mayor parte del año, pudiera ser que obtenga el privilegio de seguir de cerca el destino de este cuerpo que tantas delicias me ha permitido disfrutar.
Tal vez este tipo de reflexiones me incitaron a tratar de investigar cuanto se ha escrito, relativo a la vida y muerte de los seres humanos, me condujo entonces, a platicar con personas que se dedican a comunicarse con “entidades” que han vivido en este mundo, por medio de otras personas que manifiestan la facultad de prestar su cuerpo, con el fin de que dichas “entidades” del otro mundo, revelen abiertamente sus inquietudes, pero más que nada ese efecto se ha
utilizado de manera fanática solicitando soluciones a problemas frívolos.
Asombro tremendo experimenté por la gran cantidad de textos que de esto hablan, en todos los idiomas y en todos los tiempos, me entregué emocionado durante más de treinta años con bellos escritos, otros no tanto, a tal grado que disfruté generosamente infinidad de conversaciones por medio de algunas personas que “prestan” su cuerpo y permiten que las “entidades” del otro mundo hablen con quienes nos encontramos en este mundo.
En el caminar en estos terrenos, encontré a una persona con mínima preparación académica que sin propiciar ambiente alguno me decía: Don Diego intenta comunicarse contigo y simplemente ella, la amiga que me permitía esa comunicación, cerraba sus ojos, y en cosa de 30 segundos me encontraba conversando con Diego, la verdad es que nuestra conversación resultaba por demás fascinante y rica en conceptos que tal vez, poco a poco podamos describir por este medio.
Sesiones de dos y hasta tres horas eran muy magníficas, en lugar de preguntar cómo resolver mis problemas, traté siempre de entablar una comunicación, tal como se lleva a cabo en una tertulia de estos tiempos, o parecido a una charla de café, de tal suerte que pude obtener datos muy importantes, aún sin planear abiertamente, eso me colocó indudablemente en un lugar de privilegio y tengo muchas experiencias que deseo compartir poco a poco con ustedes.

Quiero cerrar este asunto por el momento, refiriendo que incluso disfrutamos algunas veces nuestra conversación en compañía de una botella de tequila, porque deseaba seguir disfrutando de esa bebida en donde ahora se encuentra, supongo que es válida esta redundancia, ya lo explicaré y debo adelantar que hoy día existen escritos que de esto hablan abundantemente, demostrando que la conexión entre este mundo y el otro, nada debe extrañarnos.