jueves, 30 de enero de 2014

El otro mundo

mejores padres, mejores hijos

Los comentarios en torno al asunto, vida y muerte es enormemente fascinante, cada persona comenta esto por medio de análisis que ha escuchado, pero cuando se le presenta un hecho paranormal, por sistema se aterra y manifiesta un temor exagerado que nada tiene que ver con una realidad, más bien lo que la gente recuerda, es aquello que los productores de cine han querido que sea el mundo de la vida y de la muerte, el mundo de la parapsicología o mundo paranormal.
Desde hace muchos siglos el ser humano ha tratado de escudriñar en
ese mundo que no advertimos o que no percibimos con la facultad de la vista, sin embargo, existen maneras distintas de percibir fenómenos desconocidos, pero en realidad nada tienen de desconocidos, trataré de relatar a ustedes algunas experiencias vividas, que impiden negar la existencia de ese otro mundo, del que siempre han hablado nuestros antecesores con cierta tibieza, tal vez por el riesgo que significa el hecho de que muy pocas personas lo aceptan como una realidad.
Si acudimos a los escritos antiguos, descubriremos que nunca se ha negado la existencia de ese otro mundo, supongo nada tiene de aterrador, lo que sucede es que a través del tiempo el asunto vida muerte, se ha utilizado como herramienta de control social, es muy sencillo hacer que el ser humano le tema a ese otro mundo, porque siempre se le ha dicho que su mal comportamiento en esta vida le abre las puertas de un infierno, no imagino exactamente como puede ser, salvo lo que los novelistas de antaño o lo que las religiones utilizan en su favor.
Alguien sentenció que por mi manera de vivir es, tengo asegurado un lugar en ese infierno y que permaneceré entre el fuego por toda la eternidad, desde luego que pregunté ¿exactamente a que se refieren cuando afirman que voy a permanecer en el fuego? he firmado en el testamento, que a mi muerte, una persona que se dedica a esos menesteres, se encargará de incinerar este cuerpo y derramar las cenizas en un lugar que permanezca verde la mayor parte del año, pudiera ser que obtenga el privilegio de seguir de cerca el destino de este cuerpo que tantas delicias me ha permitido disfrutar.
Tal vez este tipo de reflexiones me incitaron a tratar de investigar cuanto se ha escrito, relativo a la vida y muerte de los seres humanos, me condujo entonces, a platicar con personas que se dedican a comunicarse con “entidades” que han vivido en este mundo, por medio de otras personas que manifiestan la facultad de prestar su cuerpo, con el fin de que dichas “entidades” del otro mundo, revelen abiertamente sus inquietudes, pero más que nada ese efecto se ha
utilizado de manera fanática solicitando soluciones a problemas frívolos.
Asombro tremendo experimenté por la gran cantidad de textos que de esto hablan, en todos los idiomas y en todos los tiempos, me entregué emocionado durante más de treinta años con bellos escritos, otros no tanto, a tal grado que disfruté generosamente infinidad de conversaciones por medio de algunas personas que “prestan” su cuerpo y permiten que las “entidades” del otro mundo hablen con quienes nos encontramos en este mundo.
En el caminar en estos terrenos, encontré a una persona con mínima preparación académica que sin propiciar ambiente alguno me decía: Don Diego intenta comunicarse contigo y simplemente ella, la amiga que me permitía esa comunicación, cerraba sus ojos, y en cosa de 30 segundos me encontraba conversando con Diego, la verdad es que nuestra conversación resultaba por demás fascinante y rica en conceptos que tal vez, poco a poco podamos describir por este medio.
Sesiones de dos y hasta tres horas eran muy magníficas, en lugar de preguntar cómo resolver mis problemas, traté siempre de entablar una comunicación, tal como se lleva a cabo en una tertulia de estos tiempos, o parecido a una charla de café, de tal suerte que pude obtener datos muy importantes, aún sin planear abiertamente, eso me colocó indudablemente en un lugar de privilegio y tengo muchas experiencias que deseo compartir poco a poco con ustedes.

Quiero cerrar este asunto por el momento, refiriendo que incluso disfrutamos algunas veces nuestra conversación en compañía de una botella de tequila, porque deseaba seguir disfrutando de esa bebida en donde ahora se encuentra, supongo que es válida esta redundancia, ya lo explicaré y debo adelantar que hoy día existen escritos que de esto hablan abundantemente, demostrando que la conexión entre este mundo y el otro, nada debe extrañarnos.

sábado, 25 de enero de 2014

Entre prudencia y filantropía

mejores padres, mejores hijos
De la prudencia a la filantropía la distancia resulta difícilmente perceptible, es muy parecida a la distancia que media entre lo sublime y lo ridículo, en ambos casos el riesgo es impresionante, así también la distancia que media entre una persona sensata y otra que no lo es, hasta donde una decisión es equitativa o no, donde comienza la sensatez y donde principia la insensatez, por lo tanto, estamos ante un asunto más importante de lo que parece, puesto que emitir un juicio bajo estas circunstancias por sistema nos entregamos al riesgo de perjudicar a alguien sin apreciar.
Sabemos que la inteligencia con que nos ha dotado la vida, ayuda a moderar la cualidad de ver las cosas, como si se tratara de convertirnos en
un “fiel” de la balanza, además nos guía a esgrimir la prudencia como herramienta que nuestros padres utilizaron en la educación familiar, conforme a la necesidad de conducirnos con  mayor rectitud, buscando siempre la equidad en cada uno de nuestros puntos de vista, por medio del valor, si, del valor de decir las cosas, pero con la prudencia necesaria en cada caso.
El asunto es que la prudencia es una habilidad sencilla de manejar y no así la filantropía que por sistema nos entrega al deleite de la satisfacción personal, es por eso que idealizamos la filantropía porque nos hace sentir superiores o distintos al resto de los humanos,
inclusive nos hace olvidar que lo “amargo” prevalece sobre lo “dulce” es indudable que todos “estamos listos a recibir lo bueno, lo dulce” pero muy pocas veces resistimos cuando las cosas no salen como pensamos que deben salir y hasta el agua que bebemos lo percibimos como veneno.
Aprendemos muchas palabras que permiten comunicar una idea, aunque muchas veces cometemos imprudencias triviales, por el hecho de hablar sin
criterio nuestro idioma, será difícil encontrar las palabras adecuadas, aplicar la gramática apropiadamente no es sencillo si desconocemos sus principios esenciales, motivando con ello una retórica pobre  que termina por la distorsión de un mensaje aunque se difunda con la mejor intensión. 
Como seres pensantes, la inteligencia nos permite relacionar conocimientos que tenemos y de ese modo resolvemos algunas situaciones, la inteligencia tiene que ver con las emociones, como agitaciones del ánimo producidas por las ideas, los recuerdos, apetitos, deseos, sentimientos o pasiones, lo cual no deja de ser un peligro, ya que manejar la inteligencia de manera trivial, puede convertirse en un contrasentido, capaz de integrar en el pensamiento, conceptos o situaciones perjudiciales en todos los sentidos.
La regla no escrita indica que la rectitud tiene muchas interpretaciones ya que el ser recto en el comportamiento, no necesariamente se puede calificar de rectitud, más bien la rectitud se refiere al carácter de todo aquello que es justo, en sentido ético o moral, puede ser también, el conocimiento práctico de lo que debemos hacer o decir, esa rectitud se percibe como el arte de pensar, que nos entrega formulas y maneras de hacer las cosas, dentro de un marco de justicia y equidad, pero anteponiendo siempre la prudencia.
Es por eso que he querido asociar la prudencia con la filantropía porque el riesgo de los “cinco minutos de fama” que esa filantropía nos regala, nada tiene que ver con la posibilidad de “dar” pues corremos el riesgo de “dar” a quien no lo necesita en verdad, o convertirse en un acto no equitativo que será criticado sin medida por quienes envidian una posición económica aceptable que permite dar, dejando a un lado el sentido de justicia que recomienda dar a cada quien lo que realmente necesita.
De manera que esa distancia que existe entre la prudencia y la filantropía resulta ser un ejemplo magnífico, nos permite comprender el regalo que la naturaleza nos entrega al nacer, esto es: La inteligencia, rectitud, valor, prudencia y filantropía, como un pedestal de cinco herramientas capaces de resolver cuanto problema nos presente la vida, sin esperar nada a cambio, pues se trata de facultades naturales que desarrollamos desde temprana edad bajo la estricta vigilancia de nuestros padres hasta conseguir la mayoría de edad.
La prudencia que sabe retractarse es una de las formas del arte de gobernar, practicar la sinceridad sin prudencia puede destruir en vez de edificar, ofender en vez de animar, separar en vez de unir y hasta romper lo que debería permanecer siempre unido, pero cuidado, no hay mejor trampolín que una mala consciencia para saltar a la filantropía.

martes, 21 de enero de 2014

Evolución fanática

mejores padres, mejores hijos
El fanatismo ha sido desde tiempos remotos el resorte dominante en los seres humanos, capaz de modificar, destruir, aniquilar familias y hasta sociedades en su totalidad, ha sido suficiente que un líder piense que la sociedad debe “cambiar”  y diseña soluciones que finalmente se van a convertir en mecanismos opresores, eliminando la libertad de pensamiento junto con la pérdida del sentido común, entregando a los seres humanos al poderío dictatorial, con las consecuencias nefastas que toda dictadura ha demostrado.
Algunas veces, las dictaduras han logrado avances importantes en todos los sectores, casi puedo afirmar que los dictadores son necesarios, pero las leyes naturales indican  la observancia de los tiempos, es decir, que toda dictadura debe mantenerse un tiempo determinado como parte de un ciclo social, de otra forma tienden a convertirse en mecanismos de represión que de ninguna manera resultan benéficos a sus iguales.
En el siglo pasado, en el mundo surgieron todo tipo de dictaduras, pero en este siglo ha surgido una dictadura que ya podemos calificar de fanatismo, esto es, que lo que se desarrolló como un beneficio tecnológico en bien de la humanidad, poco a poco se ha convertido en fanatismo cruel y despiadado sobre todo en la juventud, bautizaré entonces dicho fanatismo como la “evolución fanática.
Los teléfonos “celulares”, que tanto beneficio otorgan a la sociedad
moderna, se han convertido en el fanatismo más peligroso que las creencias religiosas o profanas que nos invadieron en el siglo pasado, mucho daño causaron en su momento, se apoderaron del pensamiento y alma de personas bien intencionadas, sin sentirlo crearon desconcierto en todos los medios sociales a su alcance, tampoco las personas mal intencionadas pudieron salvarse ante los
embates del fanatismo.
Hoy en día el teléfono celular ha provocado un cambio social, es decir, aunque las personas se reúnan a comer, cenar o una charla de café, con tristeza se observa que cada integrante de esa reunión, tal vez sin sentirlo, se aísla con su aparato de comunicación y finalmente nadie  puede iniciar una conversación como antaño, hoy, cada persona ejerce su propia comunicación  con gente “invisible” al resto de los allí reunidos.
A lo largo de la historia humana, hemos escuchado la necesidad de conseguir la libertad, pues consideramos que los gobiernos quieren mantenernos oprimidos, o los dirigentes religiosos en todas las creencias intentan lo mismo, aunque los métodos sean distintos, el objetivo principal es lograr el domino de acción y pensamiento, lo cual se sabe que por medio del fanatismo se puede lograr con bastante éxito, derrocando imperios o creando nuevos.
Increíble resulta darse cuenta que un diminuto aparato receptor telefónico, hijo legítimo del presente siglo, haya logrado en poco tiempo, dominar el pensamiento de millones de seres humanos en todo el mundo, a pesar de la complejidad religiosa, social, sexual y económica, hasta la manera de entendimiento en la  niveles sociales con la diversidad de idiomas, este aparato ha logrado integrar una especie de idioma universal no imaginado hace apenas unos 20 años.
Como ha ocurrido en todos los tiempos, es la juventud quien alimenta este tipo de conflictos, es triste verificar que en las reuniones familiares son los jóvenes quienes buscan la clave de la conexión a Internet o terminan destruyendo la reunión argumentando que no tiene sentido prescindir del beneficio del Internet, tal vez habríamos de investigar cómo se pueden construir pozos sin fondo y sepultar el fanatismo “celular” y levantar templos adecuados en pro de las virtudes de la buena reunión familiar.

En un ambiente donde religión y política parecen estar estrechamente vinculados, luchando por expandir sus territorios, que benéfico les ha resultado el uso del “celular”, ya no es necesario “adoctrinar” con el fin de conseguir adeptos, ahora subir al “trono” es cosa sencilla, pues los jóvenes se encuentran demasiado ocupados en la comunicación con los seres invisibles, su mundo parece ser maravilloso, pero, no imagino la forma de vida dentro de 25 años, pero no importa, ellos, los jóvenes serán viejos entonces, y también entonces quizás encuentren
la solución al conflicto de este fenómeno, “la evolución fanática. 

lunes, 6 de enero de 2014

La salud y sus aristas

mejores padres, mejores hijos

La salud es una de esas cosas de las que todo mundo habla pero en realidad nadie sabe a ciencia cierta lo que es en verdad, y digo esto porque la salud no es únicamente el hecho de no estar enfermo, la salud es un concepto tan amplio como la vida misma, la salud es interna y externa, la salud es objetiva y subjetiva, la salud tiene que ver con el pensamiento y el pensamiento es la capacidad que nos entregaron desde el momento en que llegamos a este mundo y es lo que nos distingue del resto de las especies vivas de este planeta.
La salud tiene que ver con el comportamiento, con los hábitos, con las tendencias y hasta con los mitos, la salud interviene en el carácter, en el estado de ánimo, en el describir un día lluvioso como el más maravilloso o el peor de los días, el cielo puede estar en su mejor momento y tal vez hoy lo percibo como la peor de las molestias porque hace calor, añorando quizás los días nublados, pero nunca o casi nunca me pongo a pensar que hoy es el mejor día de mi vida ya
que estoy con vida, aunque solo sea por el día de hoy, pensaré que mañana será otro día simplemente.
La costumbre de buscar culpable cuando algo nos molesta es práctica cotidiana, pues resulta más fácil buscar culpable que vernos al espejo con la etiqueta de culpabilidad, es muy difícil aceptar que podemos ser culpables de lo que hoy nos aqueja y por qué no culpar inclusive al ser supremo de todo lo malo que hoy nos ocurre, finalmente si lo culpamos a él, nuestro sufrimiento será soportable, total, no sabemos dónde buscarlo, pero eso sí, de alguna manera comprendemos que él nos escucha y que tiene la obligación de hacerlo por el simple hecho de habernos creado.
Pero nunca pensamos que en realidad estamos enfermos cuando buscamos culpable, en el fondo tal vez razonamos que algo nos pasa pero nunca aceptamos enfermedad alguna, a veces, nuestra alimentación  es insuficiente y poco adecuada, pero no especulamos que hemos perdido la salud, ah, lo olvidaba,
podemos culpar al médico, al servicio de salud que suponemos deficiente y afirmamos que ello es la causa de nuestra enfermedad, entonces, ahora aparece un nuevo culpable, el gobierno que no proporciona los servicios de salud adecuadamente.
Las causas de la pérdida de la salud son infinitas y todas ellas justificadas posiblemente, pero entonces: ¿Qué hacer ante este conflicto? Muchas veces he dicho que la salud está de algún modo relacionada con la seguridad, es decir, una buena seguridad es posible
que nos proporcione una buena salud, ya que la preocupación por la conservación de nuestros bienes indudablemente resulta estresante y en consecuencia se convierte en un atentado a la salud, podemos especular entonces que una buena seguridad afirma la salud.
La curiosidad es muy buena consejera en asuntos de seguridad y salud, La curiosidad es la que mueve montañas, la curiosidad sencillamente es nuestra alma personalidad, es lo que nos hace diferentes a cada uno
de nosotros y esa curiosidad se encarga de mantener la salud en óptimas condiciones, pero lo puede hacer también de manera contraria, todo depende del estado de ánimo que experimentemos o la herencia genética y la educación, la curiosidad depende también de la felicidad o la infelicidad, pero sigue siendo un asunto personal, entonces, nada justifica la necesidad de buscar culpable.
Concluyo entonces que todos los elementos apuntados nos ayudan al buen vivir o a lo contrario, pero observo que todo es parte de mí, los agentes externos influyen muy poco en mis decisiones, entiendo que soy el único culpable de lo que me sucede, bueno y malo, la lucha se centra en buscar por todos los medios a mi alcance una buena salud, construyendo en la medida de lo posible una seguridad aceptable, dando rienda suelta a mi curiosidad con el único objetivo de encontrar la buena salud que abre las puertas de la felicidad, objetivo fundamental de la creación, ahora comprendo la salud y sus aristas.

Es por eso que la razón de existir de un gobierno debe centrarse en proporcionar seguridad a los ciudadanos, lo que permite generar riqueza mediante la propiedad y el trabajo, esto es, una buena seguridad impulsa una buena salud en todos los aspectos y si a eso agregamos una buena educación, las puertas de la felicidad se abrirán de “par en par”, es decir, en toda su capacidad, de manera que seguridad, salud y educación habrán de caminar de la mano en toda sociedad actual y lograr con ello que las generaciones presentes y futuras vivan en paz, armonía y felicidad de manera real y no solo como buenos deseos, mientras tanto, busquemos poseer una buena salud en todos los aspectos.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Seguridad,llave mágica

mejores padres, mejores hijos

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La seguridad es la llave mágica del progreso, de la felicidad, de la riqueza, de la ventura, de la convivencia humana, de la confianza en los seres humanos, del goce de las bellas artes, del goce de los espectáculos, también significa disfrutar de un buen fin de semana, la reunión familiar, el noviazgo, en fin, la seguridad promueve la prosperidad, la bonanza y todo aquello que usted imagine, pero la inseguridad nos arrebata lo anotado y mucho más y nos transforma, es como esos días brillantes que inesperadamente transmutan al día más gris de nuestra existencia.
La falta de seguridad produce también los fenómenos sociales, a veces
indescriptibles, donde vemos niños que en lugar de jugar, desarrollan actividades de adultos y muchas veces hasta denigrantes, resulta imposible proteger a esos niños porque el solo hecho de intentarlo puede significar la pérdida de nuestros bienes o de nuestras persona y entonces corremos el riesgo de convertirnos en parte de la estadística de lo que tratamos de proteger, los bienes entonces han de transformarse en los males que permaneciendo ajenos al dolor humano a la vez nos protegemos.   
Los niveles extremos de la falta de seguridad se presenta otras veces con el robo de la niñez de muchos seres que ni siquiera son capaces de razonar lo que es bueno y lo que es malo, de tal manera que, obligarlos a portar una arma que a todas luces
vemos que es exclusiva de las fuerzas armadas nos coloca en la peor de las
inconsciencias y todo porque no somos capaces de proporcionarnos una verdadera seguridad, como principal oficio de quienes gobiernan pues nada justifica que incumplan con la base fundamental de su razón de ser gobernantes, puesto que un pueblo seguro es un pueblo que produce lo necesario en función de las necesidades sociales, el secreto es quizás hacer leyes que permitan a cada uno dedicarse a lo que sabe hacer sin olvidar a los niños que representan el futuro inmediato.
La mirada triste durante la falta de seguridad simplemente desaparece cuando logramos que los niños rían, mostrando la alegría a que tienen derecho, es fácil lograr esa sonrisa si ocupamos nuestro tiempo a favor de la seguridad social, tal pareciera que no somos capaces de fortalecer nuestra sociedad con eventos tan simples como son la convivencia social que nuestros padres desarrollaron ante la carencia de tecnología sofisticada, esa tecnología que cada vez convierte la vida en un evento virtual y cuando pedimos convivencia resulta que son muy pocos los
niños y jóvenes capaces de intercambiar experiencias cotidianas a menos que se toquen temas de tecnología actual, no imagino como serán los tiempos por venir porque estoy más cerca del final de mi vida, sin embargo, creo que volviendo a la llave mágica de la seguridad, el futuro será maravilloso.
La seguridad como llave del progreso, la seguridad como actividad fundamental de quien ejerce el poder ejecutivo y que cada ciudadano se dedique a lo que sabe hacer, que se dedique a la profesión aprendida,
que quien sabe de la producción de alimentos sepa que su patrimonio está perfectamente protegido junto con su familia, lo que redunda en alta calidad en los productos del campo pues sin ellos la sociedad sucumbe, que quien sabe fabricar muebles dedique todo su tiempo y esfuerzo a perfeccionar de sus productos, lo mismo quien tenga la habilidad del comercio junto con los especialistas en cada materia, pero punto fundamental es que el poder ejecutivo en cada nivel sea capaz de proteger sus propiedades e instrumentos de producción así como a su
familia, que los niños puedan salir a la calle con seguridad, que los sitios de diversión admitan a cualquier ciudadano con la premisa de que sus bienes y personas reciben la protección adecuada y que todos, absolutamente todos los encargados de la seguridad rindan cuentas a satisfacción de quienes los eligieron, que nada empañe su proceder y entonces, solo entonces, la llave de la seguridad se convertirá en efecto en la llave mágica de la vida en sociedad.

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martes, 10 de diciembre de 2013

Soberanía



La soberanía se comprende como el poder de dictar leyes y hacerlas efectivas, bajo la promesa de legislar y administrar justicia con imparcialidad y equidad, pero eso es posible solo, si antes se busca ser un juez justo y perfecto, con las herramientas que la vida nos proporciona desde el principio.

Sugiero emplear consciencia en la actuación cotidiana, por medio de una personalidad coherente en seleccionar los mejores mecanismos en favor de los semejantes, aplicando excelente curiosidad, con el único fin de remediar los males de la familia primero, luego los del entorno con el ejemplo y quizás, alguien quiera imitar el procedimiento y poco a poco se repitan hasta lograr que cada uno cumpla con sus deberes y puedan gozar de los derechos que les corresponde.


La soberanía de ninguna manera se encuentra fuera del ser humano porque es un derecho y como todo derecho deriva de las facultades inherentes a la naturaleza humana, la soberanía es su propiedad, que es lo mismo que sucede con la verdad que no es patrimonio de alguien en particular, la verdad pertenece a la asociación humana.

Algunos autores afirman que cada ser humano tiene un derecho igual a concurrir al ejercicio de esa soberanía porque es parte de la asociación humana, por lo tanto, resulta indivisible, imprescriptible e inalienable, de tal suerte que la asociación humana resulta ser un gran taller de producción establecido con el objetivo del bien común, al cual cada uno contribuye según sus medios.


Podemos definir en tres tipos los derechos humanos: Naturales, civiles y políticos, los naturales pertenecen a todo ser humano, son imprescindibles, solo la fuerza le priva de ellos, nunca la justicia, los derechos civiles dependen de las leyes nacidas de sus necesidades propias, o de los usos y costumbres, y los derechos políticos solo pueden corresponder a lo que la asociación humana determine, pues de su uso bueno o malo, depende su existencia.

La justicia y la equidad nos aconsejan hacer que desde el primero hasta el último ser humano goce de los derechos naturales y en función de los derechos civiles se dice que quien no conoce las leyes de su país precisa ser representado en juicio por un apoderado y la distribución de los derechos políticos exige mayor discernimiento con la idea de evitar los intereses encontrados evitando así ofender a la justicia ni faltar a la equidad.

La soberanía entonces nos abarca a todos, gobernantes y gobernados, tarea del gobernante es defender al débil contra el fuerte, velar por la salud del gobernado, proteger el presente sin comprometer el futuro y no tratar de administrarlo todo, pues no hay mejor gobierno que el que no se ve gobernar y la tarea del gobernado, cumplir sus deberes y luego exigir sus derechos.

Jean Bodin afirma que la soberanía es el derecho que tiene el pueblo a elegir a sus gobernantes, sus leyes y a que le sea respetado su territorio. Según esto, habría que considerar que el derecho se tiene frente a alguien y porque alguien lo concede; en consecuencia, habría que convenir en que la soberanía, más que un derecho, es el "poder".


Porqué entonces en el mundo existen diferencias tan marcadas en el terreno social que pareciera un mal de todos los tiempos, según la clásica definición de Jean Bodin, recogida en su obra del año 1576 los seis libros de la república, soberanía y soberano es quien tiene el poder de decisión, esta definición muestra en síntesis la amplitud del concepto de soberanía, que como tal, ha perdurando a través de los tiempos, aunque no exento de variaciones a lo largo de la historia.


¿Será entonces tiempo de retomar conceptos como el de soberanía y revisar lo que hemos estado haciendo mal desde hace tantos años? Las diferencias sociales son diametralmente opuestas, pobres muy pobres y ricos muy ricos, habremos de recordar que un juez representa al soberano que todo lo vigila, con la obligación de dar a cada uno en todos los sitios y a todas horas lo que le pertenece, podemos comenzar con la imagen que vemos en el espejo y definir si somos soberanos, es decir, si existimos capaces de juzgarnos, si hemos dado a nuestra familia lo que le pertenece.
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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Obra maestra

Somos la obra maestra de la creación, por lo menos los sabios antiguos así lo declararon en su tiempo, comparaban las virtudes del ser humano con los actos instintivos de los animales en la manera como observaron la diferencia, calculaban los ilimitados recursos de la inteligencia al dominar la materia, diseñar leyes y emplearlas en su beneficio, fue entonces cuando gritaron: Somos la obra maestra de la creación.
Dios no puede habernos tratado peor que a los animales, dándonos la previsión de la muerte, es entonces cuando declaran que si a la vida material no sucediera una eterna, nada tendría sentido, quizás a eso se refiera el goce de nuestro pensamiento o nuestra alma, dicho razonamiento sería incompatible si no viniera de un poder superior que hace de nuestro cuerpo el templo en que reina una emanación de la divinidad, esa gran inteligencia que rige al mundo, como la mía al instrumento que me ha dado, soy hecho a imagen y semejanza de Dios.
Afirmo que soy soberano por mi libre albedrío y tengo derechos y deberes que debo respetar en mis semejantes. Así lo declararon los antiguos filósofos y sus ideas no tardaron en verse generalizadas y sostenidas por todos los pensamientos, pero exigían pruebas de la existencia del alma, este raciocinio en lugar de afectarse con la tecnología moderna, adquiere nueva fuerza, lo que puede calificarse como el carácter de la verdad.
Posiblemente esa verdad sea el resultado de la materia orgánica en acción, o viene de una fuerza particular, es como el movimiento de un  péndulo de reloj, movimiento que no existe por sí mismo sino que se mueve por medio de una fuerza aislada, pues jamás un efecto es superior a la causa, admitimos entonces que un cuerpo es un instrumento de una fuerza externa, como ejemplo podemos tomar el efecto del oído como instrumento de la audición, mas no la facultad de oír, el cerebro o los órganos de nuestra maquinaria son los instrumentos del alma o el pensamiento.
Conocemos el magnetismo, el calor, la luz y la electricidad como fuerzas materiales que solo son  modificaciones a distintas apariencias de un éter
universal, fluido que comprendemos por medio de nuestra inteligencia, esos efectos de calor o luz y el resto no puede ser análoga de la materia, es distinta y por eso se le define como fuerza inmaterial ya que nunca se destruye aunque desaparezcan los cuerpos que las representan, por lo que esta idea la concluyo afirmando que es la inteligencia quien domina los efectos caloríficos, eléctricos, luminosos y magnéticos, demostrando que no viene de la materia que es transformable.
Los actos de conciencia que instintivamente nos hacen distinguir lo bueno de lo malo y lo justo de lo injusto, apreciados por la razón, elevan el alma a su divina esencia, a su creador, y nos convencen que el alma es un destello divino, que ha
venido de esa divinidad y que a ella ha de refugiarse, de tal suerte que la inteligencia y el instinto superior se reúnen y demuestran que el alma existe y que a esa alma se debe el pensamiento.
Es lo mismo que comprender una atracción que no atrae, una sensibilidad que no se siente o una fuerza sin origen o punto de partida, porque, si las fuerzas materiales, al destruirse los cuerpos vuelven al seno de la naturaleza de donde salieron, el alma y el poder intelectual de los seres humanos retorna al seno de su creador, “la inteligencia infinita”, demostrando que en verdad somos una obra maestra, una obra divina que es la causa y el efecto, la manera de hacer las cosas, que finalmente se convierte en el legado a las generaciones futuras.