La salud es una de esas cosas de las que todo mundo habla pero en realidad nadie sabe a ciencia cierta lo que es en verdad, y digo esto porque la salud no es únicamente el hecho de no estar enfermo, la salud es un concepto tan amplio como la vida misma, la salud es interna y externa, la salud es objetiva y subjetiva, la salud tiene que ver con el pensamiento y el pensamiento es la capacidad que nos entregaron desde el momento en que llegamos a este mundo y es lo que nos distingue del resto de las especies vivas de este planeta.
La salud tiene que ver con el
comportamiento, con los hábitos, con las tendencias y hasta con los mitos, la
salud interviene en el carácter, en el estado de ánimo, en el describir un día
lluvioso como el más maravilloso o el peor de los días, el cielo puede estar en
su mejor momento y tal vez hoy lo percibo como la peor de las molestias porque
hace calor, añorando quizás los días nublados, pero nunca o casi nunca me pongo
a pensar que hoy es el mejor día de mi vida ya
que estoy con vida, aunque solo
sea por el día de hoy, pensaré que mañana será otro día simplemente.
La costumbre de buscar culpable cuando
algo nos molesta es práctica cotidiana, pues resulta más fácil buscar culpable
que vernos al espejo con la etiqueta de culpabilidad, es muy difícil aceptar
que podemos ser culpables de lo que hoy nos aqueja y por qué no culpar
inclusive al ser supremo de todo lo malo que hoy nos ocurre, finalmente si lo
culpamos a él, nuestro sufrimiento será soportable, total, no sabemos dónde
buscarlo, pero eso sí, de alguna manera comprendemos que él nos escucha y que
tiene la obligación de hacerlo por el simple hecho de habernos creado.
Pero nunca pensamos que en realidad
estamos enfermos cuando buscamos culpable, en el fondo tal vez razonamos que
algo nos pasa pero nunca aceptamos enfermedad alguna, a veces, nuestra
alimentación es insuficiente y poco
adecuada, pero no especulamos que hemos perdido la salud, ah, lo olvidaba,
podemos culpar al médico, al servicio de salud que suponemos deficiente y
afirmamos que ello es la causa de nuestra enfermedad, entonces, ahora aparece
un nuevo culpable, el gobierno que no proporciona los servicios de salud
adecuadamente.
Las causas de la pérdida de la salud son
infinitas y todas ellas justificadas posiblemente, pero entonces: ¿Qué hacer
ante este conflicto? Muchas veces he dicho que la salud está de algún modo
relacionada con la seguridad, es decir, una buena seguridad es posible
que nos
proporcione una buena salud, ya que la preocupación por la conservación de
nuestros bienes indudablemente resulta estresante y en consecuencia se
convierte en un atentado a la salud, podemos especular entonces que una buena
seguridad afirma la salud.
La curiosidad es muy buena consejera en
asuntos de seguridad y salud, La curiosidad es la que mueve montañas, la
curiosidad sencillamente es nuestra alma personalidad, es lo que nos hace
diferentes a cada uno
de nosotros y esa curiosidad se encarga de mantener la
salud en óptimas condiciones, pero lo puede hacer también de manera contraria,
todo depende del estado de ánimo que experimentemos o la herencia genética y la
educación, la curiosidad depende también de la felicidad o la infelicidad, pero
sigue siendo un asunto personal, entonces, nada justifica la necesidad de
buscar culpable.
Concluyo entonces que todos los
elementos apuntados nos ayudan al buen vivir o a lo contrario, pero observo que
todo es parte de mí, los agentes externos influyen muy poco en mis decisiones,
entiendo que soy el único culpable de lo que me sucede, bueno y malo, la lucha
se centra en buscar por todos los medios a mi alcance una buena salud,
construyendo en la medida de lo posible una seguridad aceptable, dando rienda
suelta a mi curiosidad con el único objetivo de encontrar la buena salud que
abre las puertas de la felicidad, objetivo fundamental de la creación, ahora
comprendo la salud y sus aristas.
Es por eso que la razón de existir de un
gobierno debe centrarse en proporcionar seguridad a los ciudadanos, lo que
permite generar riqueza mediante la propiedad y el trabajo, esto es, una buena
seguridad impulsa una buena salud en todos los aspectos y si a eso agregamos
una buena educación, las puertas de la felicidad se abrirán de “par en par”, es
decir, en toda su capacidad, de manera que seguridad, salud y educación habrán
de caminar de la mano en toda sociedad actual y lograr con ello que las generaciones
presentes y futuras vivan en paz, armonía y felicidad de manera real y no solo
como buenos deseos, mientras tanto, busquemos poseer una buena salud en todos
los aspectos.