miércoles, 9 de julio de 2014

Lo que vimos en Brasil

mejores padres, mejores hijos
O el sueño frustrado
Lo que hemos visto en Brasil 2014 me temo que no se parece mucho a los años anteriores, donde se apreciaba un espectáculo magnífico por medio del manejo del balón que ha logrado unificar al mundo en un porcentaje impresionante, esta vez, ha proliferado el juego áspero, el juego duro, el juego donde lo principal es golpear al contrincante y todo gracias a que quienes deben vigilar y castigar a los infractores,
pareciera que no se percatan de lo que ocurre en el terreno de juego.
Muchos son los jugadores de los distintos equipos que han resultado con lesiones de gravedad y algunos podrían inclusive terminar su carrera, gracias a la complicidad de quienes organizan dichas justas deportivas, esta vez se han “determinado” los eventos que empañan el principio filosófico de esta reunión deportiva mundial, tan importante como las olimpiadas, cuya filosofía era obtener el triunfo
por el triunfo, sin privilegios ni medidas extrañas a lo que la justa deportiva se refería.
Con el despliegue de tanta tecnología: ¿Por qué no revisar las jugadas dudosas? Porque depender del criterio de una sola persona, sin tomar en cuenta al espectador que finalmente es quien patrocina el magno evento, pues basta que consuma uno de los producto que se anuncian o acuda a los estadios gastando sus ahorros de cuatro años y que se le otorgue el beneficio de la duda en jugadas que perjudiquen a su equipo y por ende a su país.
Los malos pensamientos acuden de inmediato cuando se presenta una mala decisión en cualquier caso, en este momento lo comento en función de que a todos los equipos se les ha negado la justicia de la repetición de las jugadas dudosas, lo cual me inclina a pensar que no todo lo que ocurre en estas justas deportivas son “limpias” y que quienes pierden por sistema son los países organizadores, que a base de “impuestos” posteriores al evento, los ciudadanos deben cubrir esa deuda hasta con veinte, treinta o más años con sus respectivos
intereses.
Creo que es momento que los organizadores detengan un poco su ambición monetaria y reflexionen que es el espectador, el que finalmente patrocina esos gastos millonarios y que los contendientes sean eso, contendientes, sin poner en riesgo su integridad física, o es que estamos retrocediendo a los tiempos romanos en los que la vida de los gladiadores prácticamente nada valía en esa sociedad “civilizada” de aquellos tiempos, y hoy que somos más “civilizados”

debemos justificar el calificativo publicitario de, que este es “el juego del hombre”.
Es posible que yo esté equivocado en lo que pienso, pero lo que vi en muchos jugadores me pareció tendencioso, como si les hubiesen ordenado destruir a sus contrincantes, y mire que no me refiero exclusivamente a los jugadores perjudicados de mi país, me refiero a todos los que resultaron afectados en este “campeonato mundial 2014”, es por eso que omito nombres de jugadores lesionados, pienso
que cada jugador que ha estado participando merece todo mi respeto y toda mi admiración.

Solo pido a los organizadores que vuelvan la cara a sus verdaderos patrocinadores que somos todos los espectadores, que de alguna manera contribuimos a la realidad de la justa deportiva, créanme, no somos tontos, no jueguen con nosotros, la vida actual en el mudo es bastante complicada, se han cometido muchos errores, necesitamos
un sueño como el campeonato mundial de fútbol que nos haga “soñar” aunque ese sueño sea efímero, sabemos que los sueños, sueños son.

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