miércoles, 26 de junio de 2013

Recinto de reflexiones

mejores padres, mejores hijos
Cualquier lugar puede ser un recinto de reflexión, ya sea en retrospectiva o de imaginación a futuro, la condición es vivir una especie de aislamiento y me permito sugerir una forma un tanto singular, tal vez imaginar que estamos en el vientre materno donde nada nos hace falta con la particularidad de que en realidad no sabemos porque estamos en ese lugar ni como es que lo elegimos, le invito a seguir leyendo.
No sabemos que es lo que determina que un ser pueda estar en un lugar como el vientre materno y porque, sin embargo, ese principio de vida parece ser lo más hermoso de todo cuanto podamos imaginar, todo es nuevo, todo es distinto a lo conocido, en realidad creo que no sabemos que es lo que nos depara el destino, ni siquiera sabemos si es de día o es de noche porque tampoco podemos abrir los ojos y no importa, pues tenemos todo lo necesario, no hay frío ni calor, no hay luz pero tampoco sombras, no se percibe hambre pues el alimento llega sin que sepamos de donde procede, nadie nos dice que es hora de dormir o despertar, ¿será acaso el famoso jardín del Edén que describen los libros religiosos?
Existen doctrinas en determinadas disciplinas que de esto hablan abundantemente, pareciera que al tratar de encontrar una explicación a esta vivencia simplemente nos enfrentamos al punto filosófico que trata de explicar el fenómeno vida muerte o muerte vida, como quiera que sea el orden de los factores, en ese momento nos encontramos en la vida o nos encontramos en la muerte, pudiera ser que simplemente nos encontramos en un punto intermedio donde simplemente estamos en proceso de gestación, pero en realidad nada de eso comprendemos, simplemente existimos, como parte de un proyecto divino.
Hay quienes aseguran que antes de esta vivencia hemos conocido la experiencia de “muerte” y que dicha experiencia ha quedado grabada en algún sitio y se ha conservado intacta porque es necesaria en el camino a recorrer en el futuro cercano con la salvedad de que la siguiente experiencia se denominará “vida” y nada de lo que hasta ahora sabemos persistirá, como medida de seguridad o de protección en la experiencia por venir.
El proceso que definimos como gestación tiene una duración promedio de nueve meses y de alguna manera se nos informa que ya debemos continuar nuestro camino pero con recursos propios, además imaginar que durante ese proceso de “gestación” nos entregan una serie de herramientas suficientes que nos permitirán caminar con seguridad en esa nueva aventura con todas nuestras imperfecciones, y hasta nos “prestan” un conductor que nos dice por donde caminar y que hacer a cada paso que damos, en realidad siempre aparece alguien que nos guía con maestría que impide una autodestrucción.
A partir que nos encontramos en el vientre materno pareciera que alguien está vigilante del buen funcionamiento de todo lo que concierne a nuestra vida y aunque indefensos, poco a poco vamos aprendiendo todo aquello necesario que nos permita desarrollar el mandato que habremos de cumplir ordenado por un jefe superior, de esto se desprende la necesidad de creer en un creador o un arquitecto de lo que conoceremos como universo.
Durante el proceso también somos participes del los momentos dulces y amargos que experimenta nuestra progenitora en la etapa de gestación y a veces hasta parece convertirse en veneno el agua cristalina que nos envía cuando sus disgustos rebasan los límites de la prudencia, como si desde ese momento nos estuvieran anunciando que la vida no va a ser sencilla, pero gracias a su experiencia, siempre salimos bien librados y listos a resolver problemas.
Cuando parece que los tiempos se han cumplido y llega la hora de iniciar la nueva aventura, pero ahora con la dificultad de que ya nada nos va a ser proporcionado de manera automática, sino que entrarán en función esas herramientas de que hablamos en párrafos anteriores y bajo nuestra absoluta responsabilidad, enfrentaremos el efecto complejo que implica el “nacimiento” a la vida, acto que resulta muy desconocido porque ahora debemos resolver con métodos propios cada problema, de manera que ahora nos colocamos en el umbral del ingreso a la vida, me siento ubicado entre las columnas que sostienen la puerta que se abrirá al momento del ingreso a la vida.



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