lunes, 27 de mayo de 2013

Palabras,palabras

mejores padres, mejores hijos

Querer, un verbo utilizado con frecuencia porque puede tratarse de un deseo, de una ilusión y hasta de un sueño, pero la verdadera importancia de esta palabra es que se trata del primer paso, sin él, todo se mantiene en el nivel de pensamiento y lo que se mantiene en ese lugar allí se quedará, en el momento que decimos “quiero” se inicia un proyecto, exitoso o no, pero se inicia, eso es lo valioso, aplicar el valor de iniciar algo.
Querer saber, puede ser un magnífico propósito, querer saber se convierte en el mejor de los objetivos, querer saber suele denominarse cimiento fuerte y poderoso de lo que será a futuro un gran edificio, que servirá de escaparate dedicado a mostrar la personalidad, los deseos y los triunfos a que aspira todo ser pensante, pues solo con el saber nada se construye, pero cuando se quiere y se magnifica el saber, las ideas adquieren una dimensión excelsa.

Osar, sinónimo de atreverse, osar, determinarse a hacer o decir algo que implica un riesgo, tal vez este sea el momento más importante de toda idea nacida en el cerebro, es el momento de la duda, no sabemos si el atrevimiento será exitoso o es una aventura capaz de conducirnos al fracaso o salir exitoso, osar entonces nos coloca en un confesionario personal, cualquier consultor nos recomendará continuar o abdicar, sin embargo, solo nuestro interior es quien va a proporcionar el mejor consejo, creo que este punto es vital, ¿lo hago o no lo hago?
¿Será acaso que debo callar hasta encontrar la respuesta correcta? Callar es un camino que nos permite reflexionar, el tiempo de silencio no tiene reglas, pero si tardamos demasiado en silencio, sin decidir, la idea se desvanecerá y todo causará un fracaso, el factor tiempo es absoluto, como el momento de nacer, el momento es justo en el que sucede y no antes ni después, entonces, una vez meditado el propósito, debemos decidir luz roja o luz verde en la aspiración que nos ocupa, adelante o retroceder.
Querer, saber, osar y callar resultan ser cuatro palabras fundamentales en todo propósito, no importa si el proyecto es ambicioso o de rutina, querer, saber, osar y callar son palabras que nunca debemos olvidar, como cuatro herramientas en todo tipo de proyecto, ya sea familiar, social o profesional, aún aplicado a los problemas culinarios resultan de gran ayuda, ¿Qué comemos hoy? ¿A quien llamo primero? ¿Qué ruta decido tomar? En fin, herramientas múltiples
Cuantos deseos frustrados padecimos desde pequeños porque nadie nos enseñó a decidir, nadie nos dijo que primero se define que es lo que queremos, luego, la manera de definir que es exactamente eso que queremos, el saber sobre lo que queremos, la audacia que nos proporcione el valor de hacer o iniciar ese algo y finalmente callar, hasta que la idea sea una realidad y no antes, pues corremos el riesgo de un fracaso o simplemente que alguien nos gane la partida, por eso es necesario el callar y disfrutar solo cuando todo se haya consumado.
Mi recomendación es: Colocarse ante un espejo antes de iniciar cualquier proyecto y aplicar frente a esa persona que aparece en el espejo las cuatro palabras del tema de hoy: Querer, saber, osar y callar, la sorpresa puede ser magnífica, nos daremos cuenta si esa persona que refleja el espejo es la misma que pensamos que somos, tal vez hasta podemos descubrir los años que hemos estado equivocados y no somos como creemos que somos y el espejo nos muestre a la verdadera persona que jamás quise conocer, Buen principio ¿No le parece?



martes, 21 de mayo de 2013

Preboste

mejores padres, mejores hijos
Durante la edad media el cargo de preboste personificaba a una dignidad en las abadías y al mismo tiempo en el antiguo régimen francés, el preboste era un funcionario público elegido por el rey, con la función de administrar la economía y le confiaba además los asuntos judiciales, por lo que se le denominaba “preboste o juez” lo cual le confería el título de maestro irlandés que por ese tiempo, eran considerados los individuos o maestros mejor preparados.
Un preboste salvaguardaba la soberanía, esto es, el poder de dictar leyes e implantar prácticas efectivas, ya que no hay autoridad que pueda nacer de si misma, la soberanía de ninguna manera puede encontrarse fuera del hombre, porque es su derecho como facultad derivada de la naturaleza humana, es como la verdad que no es patrimonio de unos o de otros, la soberanía es propiedad de la asociación humana.
Ciertamente, la soberanía es la voluntad y el derecho de una persona, así lo describen los textos que de este tema hablan, pero se comprenderá mejor si todo lo anterior lo aplicamos en nosotros mismos, es decir, la estructura social es similar o modelo de nuestro cuerpo, de nuestras ideas, de nuestra inteligencia, empezamos por entender nuestra soberanía interna o personal, mientras no pronunciamos un sentimiento soberano, difícil va a resultar avanzar hacia la justicia, y ella solo será efectiva en la manera como la utilicemos en nosotros mismos, de allí que resulte muy difícil el trabajo de juzgador, pues si no aprendemos a juzgarnos a nosotros mismos, lo más seguro es que nunca conseguiremos emitir un juicio imparcial hacia los demás.
Se dice que un buen juzgador es aquel que aprende a defender al débil contra el fuerte, en aquel momento, un buen juez deberá descubrir sus debilidades en primera instancia, paralelo al dominio de sus pasiones, con el único objetivo de encontrar la verdad no solo a favor del inocente, sino a favor de la ley y la justicia, es prudente decir que una ley es buena cuando se aplica así, libre de vicios y pasiones, utilizando todas las facultades inherentes al ser humano, aplicadas con inteligencia y rectitud, además, con el valor necesario y suficiente en el momento de impartir justicia, manifestando la prudencia del sabio y la filantropía razonable como si estuviera con los ojos cubiertos que muestra la diosa justicia.
La asociación humana, es un taller de producción establecido hacia la prosperidad común, donde cada uno contribuye de acuerdo a sus medios, resulta sencillo entonces aceptar que nos rigen derechos naturales, civiles y políticos, advertimos que solo por la fuerza, nos pueden privar de los derechos naturales, ya que los civiles dependen de las leyes buenas, malas o aplicadas con vicios, y los derechos políticos son la facultad de elegir y ser elegido en cualquier cargo.
Analizar la vida y la muerte es tal vez la mejor manera de comprender o descubrir los mecanismos que nos enseñan nuestros antepasados, que han perdurado fanatizados de distintas formas, dentro y fuera del seno familiar y social por medio de personajes ambiciosos que desean acaparar todo, inclusive los alimentos fundamentales de la subsistencia humana, dramatizando los efectos de la ignorancia en todos sentidos, con gran filantropía disfrazada de buena voluntad.
Cada uno de nosotros posee un ingrediente que conocemos como “conciencia” y sabemos de alguna manera que esa conciencia pareciera ser el aparato que indica la forma de hacer las cosas, muchas veces buenas y otras no tanto, pero al final actuamos conforme a los dictados de esa facultad conocida como conciencia y lamento no saber en realidad como funciona, creo además que quienes se han encargado de ilustrarla encontraron formas múltiples de exponerla, sin embargo, al profundizar un poco más en el estudio del ser humano, los perseverantes encontraron un componente paralelo identificado como alma.
El dispositivo alma, así lo definen los filósofos: Se dice que cuando una misma cosa realizada por una persona cualquiera posee una personalidad y la misma cosa realizada por otra persona pareciera distinta, esto es, cada persona realiza la misma cosa con distinta personalidad, por lo tanto, me permito agrupar a la conciencia con el alma y agrego un elemento más, conocido como lealtad, si, lealtad a lo que pensamos, lealtad a lo que hacemos y lealtad a nuestros semejantes.
Entonces, conciencia, alma y lealtad, conforman una triada intangible, pero suficientemente fuerte como cimiento de un gran edificio, a través del tiempo se han realizado eventos de transformación importantes que hoy nos simplifican el trabajo, la transformación de la materia y la evolución de los alimentos, pero hay más, esta triada sirve de piedra fundamental en la aplicación de la justicia, que desde la edad media, bajo el título de preboste, una sola persona se encargó de impartirla, por fortuna hoy día las leyes han sido optimizadas, sin embargo, creo que necesitamos no solo buenos prebostes sino excelentes prebostes como grandes juzgadores, espero entonces que con los datos aportados resulte sencillo comprender la manera de impartir la justicia efectiva a que aspira todo ciudadano.



martes, 14 de mayo de 2013

Intendente de fábrica

mejores padres, mejores hijos
Intendente suele ser el titulo que recibe el profesional del poder ejecutivo de un municipio en Argentina, en las posesiones del imperio español en América debido al buen desempeño que tuvo el sistema en España se aplicó a partir del siglo XVIII con el objetivo de mejorar los ingresos de la hacienda real y la defensa de los territorios, Intendente es un termino que se sigue utilizando en pleno siglo XXI, aunque se le etiquete de distintas formas, pero la función que creo debe prevalecer, con el espíritu inicial: Generador de Riqueza.
Generar riqueza es el objetivo principal de toda empresa, autores vienen y van, tratando de encontrar la piedra filosofal que mágicamente resuelva la mecánica que genere esa riqueza, como pedrusco angular de poder, pero de tanto que se ha escrito, me temo ha resultado muy complicado comprender la realidad de la “necesidad” y no del “deseo” de triunfo, bastan dos elementos, que todo buen intendente debe aplicar en la generación de riqueza: “Propiedad y trabajo”.

Así de sencillo, eso es todo lo que se exige en la generación de riqueza, propiedad y trabajo, si, propiedad y trabajo es suficiente, propiedad y trabajo manejado ingeniosamente, sin embargo, un amigo me dice: Es que yo no tengo propiedades, jamás obtendré la riqueza necesaria que me permita dar a mi familia lo necesario ni, lo mínimo necesario, ese comentario provoca una especie de tiempo de reflexión hasta que rompo el silencio: ¿No te das cuenta que lo que tienes “guardado” en tu cerebro es tu propiedad? Somételo y veras que pronto se convertirá en tu fuente de riqueza.
Desde luego, muchas veces no conocemos el valor que guarda nuestro cerebro, o dicho coloquial, desconocemos lo que contiene el “disco duro personal” que a lo largo de nuestra vida, acumula una serie de datos importantes que desdeñamos por el ritmo de vida que cargamos, la tecnología nos rebasa con el cúmulo de información, engendrando una disgregación social, tal vez peor que la que causa una guerra, resulta perturbador ver que en una reunión social, cada asistente se mantiene en su mundo especial, manipulando el teléfono moderno.
Un buen consejo sería tratar de encontrar la manera de reunirnos en familia nuevamente, utilizar la tecnología en conjunto y buscar acuerdos o mecanismos de actividad empresarial, utilizar la propiedad que contiene cada uno de nuestros “discos duros”, hacer una mezcla de las experiencias acumuladas y con ello dar forma quizá a una empresa familiar que genere los ingresos necesarios, o simplemente encontrar la manera de administrar los recursos de carácter inteligente, acumulados en grupo por el bien familiar.
Puede resultar efectivo también, la cualidad de generar riqueza que fue descubierta hace ya algunos milenios, cuando se estableció la regla de separar el diez por ciento de los ingresos del producto del trabajo y colocarlos bajo resguardo de acuerdo a los tiempos, evitar tocar ese dinero por lo menos durante un año, o dos o tres, de acuerdo al proyecto de necesidad y no aplicarlo a un proyecto de un simple deseo que indudablemente se derrocharía ese ahorro.
Otra regla dice que una buena decisión es elaborar proyectos cimentados en las necesidades sociales, es decir, descubrir lo que la sociedad necesita, mediante ese estudio, diseñar la empresa idónea que proporcionará el servicio necesario, ya sea de compra venta, simple comercio, producción, transformación o prestador de servicio en actividades múltiples, entonces, comprenderemos que la “propiedad” en verdad la tenemos, el tiempo de vida ha sido la inversión, acumulando sabiduría que al combinarla con el trabajo, la riqueza tocará a la puerta con golpes tan fuertes que difícil será no escuchar cada llamado de la riqueza.
Propiedad y trabajo ha sido la formula mágica del ser humano en todos los tiempos, en todos los rincones del planeta, en todos los pueblos, grandes y pequeños y cuando se han entregado al trabajo lícito en todos los ámbitos, la sociedad en general ha encontrado la felicidad, es por eso que prefiero describir al intendente como el jefe máximo de la fábrica, que dirige los trabajos y produce la riqueza, evitando así que la sociedad se corrompa.





domingo, 12 de mayo de 2013

Persecución ideal

mejores padres, mejores hijos

Perseguir un ideal es el trabajo más hermoso que existe en la vida, pero muchas veces nos equivocamos, no sabemos si vamos persiguiendo una verdadera necesidad o se trata de un deseo, puede ser fabuloso, sin embargo, otras veces el efecto resulta contrario y no tan necesario, se gastan las energías y al final resulta un fracaso la empresa.
Perseguir una idea significa ver y hacer, pareciera que tratamos de obtener una visión de los resultados necesarios con tanto detalle que proporcione la satisfacción temeraria al conseguir el objetivo buscado, el poder que impone un deseo es más fuerte que lo necesario, es momento de definir, cuando es un deseo y cuando una necesidad, decidir un deseo es muy sencillo, solo tengo que decidir hacerlo, la necesidad implica analizar una y otra vez lo que en realidad quiero hacer.
Alguien declaró: “Cuando más despacio voy, más rápido llego” por lo tanto si hacemos una traducción que acomode quedaría así: “Se utiliza menos tiempo en tomar una decisión mejor que corregir una equivocada” lo que invita a declarar que al tomar una decisión, lo mejor es pensar si estoy bien informado sobre las opciones que tengo, de tal suerte que sabré entonces por donde comienzo y analizar si en verdad tengo opciones.
Recuerdo que durante los años cincuentas se fabricaban autos muy grandes y ostentosos, muchos países no mostraban deseo alguno de diseñarlos más pequeños, salvo aquellos que analizaban que los precios del petróleo aumentaba cada día, pero quienes insistían en autos grandes, por el momento tenían el dominio del mercado, de ninguna manera deseaban reducir el tamaño, pero quienes si analizaron la evolución de los precios del petróleo a tiempo iniciaron la fabricación de los autos pequeños.
Hoy día el auto pequeño no solo es fundamental, significa ahorro de combustible, con los aumentos progresivos en el precio se hace necesario insistir en la reducción del tamaño así como en el consumo, quienes no aceptaron la reducción del tamaño de los autos, estaban inmersos en su dominio de mercado, pensaron tal vez en el deseo de mantener el dominio y no en la necesidad que los tiempos modernos, amenazados con “la guerra” del petróleo.
Obtener la información necesaria cuando se necesita tomar una decisión es tal vez el punto de partida, se trata de averiguar mucho a cerca de las alternativas, hoy en día, veo con tristeza que el auto eléctrico sigue sin el desarrollo inevitable, porque las economías mundiales están cifradas en el negocio del petróleo con todos los indecorosos accesorios, importante va a ser que en la próxima década se atienda más este asunto por el bien de las generaciones futuras, es decir la de nuestros nietos que por desgracia hablarán muy mal de este tiempo, que no aprendimos a utilizar los recursos naturales.
No es necesario que nos digan lo que tenemos que hacer, el mejor consejero lo tenemos dentro de nosotros mismos, nadie nos puede aconsejar mejor que nosotros mismos, la formula es sencilla, tal vez el colocarnos frente a un espejo y preguntar que es lo mejor que puedo hacer o cual es la mejor solución a los problemas que me agobian, no olvidemos que solo son dos cosas las que me debo preguntar: ¿Lo necesito, o solo es un deseo?
La naturaleza, Dios o en quien usted crea, nos ha proporcionado los tres elementos fundamentales que nos ayudan en la búsqueda de la mejor decisión: Una conciencia que determina la mejor manera de hacer las cosas, una alma que proporciona el toque personal a lo que decidimos hacer y una lealtad a toda prueba hacia nosotros mismos, ese es el resultado de un equilibrio como persona y cuando las decisiones se toman a favor de uno mismo, es cuando la obra divina se cumple en su máxima expresión, como en el nacimiento de un nuevo ser, producto del amor de una mujer y un hombre,
así nosotros cuando tomamos una buena decisión, nace una nueva historia de triunfo, en beneficio de todos.

jueves, 9 de mayo de 2013

Sentir

mejores padres, mejores hijos
Sentir es una experiencia personal, nadie puede sentir lo que yo estoy sintiendo en este momento, lo más que usted puede hacer es imaginar lo que trato de decir, pero nunca experimentar lo que me sucede, eso es lo que nos hace distintos a usted y a mi, eso es lo que entendemos como personalidad, eso es lo que los antiguos filósofos han tratado de comunicarnos a través de milenios, la personalidad, la cuadratura del circulo, ¿Será acaso la noción de alma personalidad?
Alma es la parte espiritual e inmortal del ser humano, capaz de entender, querer y sentir, que junto con el cuerpo constituye la esencia humana, así lo declara Aristóteles, como vegetativa, sensitiva y la intelectiva, detalla que en los animales, el alma se halla vegetativa y sensitiva, en el ser humano como vegetativa, sensitiva e intelectiva, pero que no se trata de que los animales tengan dos almas y el ser humano tres, más bien, en los animales es una alma con dos funciones y en los seres humanos son tres las funciones, de tal suerte que se consigue separar la conciencia de la identidad.
Continúa Aristóteles: El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y razonamos primaria y radicalmente. La materia es potencia mientras que la forma es entelequia, el combinado de ambas es el ser animado, de manera general entendemos lo que es el alma, tomando en consideración que la palabra entelequia resulta sinónimo de esencia, substancia o clímax, pero, ¿Qué es en realidad el alma? ¿Dónde se encuentra? ¿Cómo puedo verla?
Asistí a una conferencia muy especial en la que se trató el asunto del alma, del espíritu y la causa por la cual siempre existe determinada confusión sobre que es una que es otra, el ponente desarrolló una explicación excelente, comparó el cuerpo humano con una fábrica de automóviles donde el movimiento de trabajo es altamente desarrollado, el mercado exige que se produzcan cientos de unidades por día, con el fin de que sea rentable la inversión y produzca dividendos en el menor tiempo posible.
Menciona que en la fábrica existe un personaje que se encarga de dirigir el funcionamiento de cada sitio en la “banda de producción” donde al final aparece un automóvil totalmente equipado y listo a recorrer los caminos, esa es su función, solo le falta el alma que ha de ponerlo a funcionar como es debido, el combustible por si solo no mueve a la máquina, entonces entra en acción la corriente de la batería y el auto funciona, la batería eléctrica sabemos que proporciona cargas eléctricas que los científicos han definido de muchas formas, pero en realidad no sabemos de donde proviene o como son esas cargas de manera puntual, pero sabemos que existen.
Abordamos el auto y éste hace lo que le ordenamos, pero a nosotros quien nos ordena lo que debemos hacer, simplemente lo hacemos mediante una serie de eventos que tampoco sabemos exactamente de donde provienen, alguien nos dijo como hacer que se mueva el auto, pero a esa persona también alguien se lo dijo, entonces en ese momento estamos aplicando el principio que establece Aristóteles en el sentido de que nuestra alma es vegetativa, sensitiva e intelectiva en conjunto, estableciendo que el auto se mueva a nuestra voluntad, pero cuando accidentalmente se suspende la corriente eléctrica el auto se detiene, acudimos con el mecánico y por el momento nada se puede hacer, entonces, decidimos abordar otro auto en tanto el experto califica si es reparable o lo declara perdida total, ¿Será acaso la función de nuestra alma cuando percibe que este cuerpo ya no marcha como debe ser, lo abandonamos y buscamos otro cuerpo casi como buscar otro auto?
Lo importante en este asunto del alma es que advierto que nadie siente como yo siento pero, comprendo lo que es el sentimiento, aunque no deduzco quien lo ordena ni de donde proviene la orden, extendiendo la pregunta; ¿De donde vengo y adonde voy? O ¿Qué soy o quien soy? Opino que los vicios y las pasiones, es el legado de las generaciones precedentes o actuales, con la etiqueta de ambiciosos, ellos nos mantienen en la ignorancia a favor de su hipocresía, con el peligro de cruzar los límites de la euforia y la depresión que alimentan el riesgo del suicidio o del homicidio, declaro también que nadie tiene derecho a decidir mi vida, con firmeza explico que el alma nace libre y así debe seguir durante el tiempo que habite y maniobre mi cuerpo.
Me parece que es tiempo de afirmar que una cosa es la conciencia y otra es el alma, entendiendo como conciencia aquello que se define como espíritu, de allí se desprende el dicho popular de que “las cosas se hacen en conciencia o en inconsciencia”, pero esta conciencia actúa conforme a los proyectos y dictados del alma, creando la base del comportamiento, por un lado la conciencia y por el otro el alma, como si fuera un triángulo, dejando el espacio en el siguiente ángulo donde se maneja la lealtad, completando así la figura de la personalidad, pues, si uno de los vértices falla o simplemente funciona con incorrección, la vida se desarrolla de manera cismática.
Una vez más encontramos esa figura del triangulo que define perfectamente el soporte vital de todo cuanto ocurre en nuestro macro y micro universo, por un lado la conciencia en uno de los vértices, en otro el alma y en el tercero la lealtad como resultado generacional, es decir, que un buen funcionamiento de conciencia y de alma forzosamente redunda en una lealtad hacia todo proyecto ya que sin lealtad a las ideas, sin lealtad a lo que se busca, sin lealtad a lo que se persigue ningún proyecto puede salir avante, así que reuniendo armónicamente conciencia alma y lealtad, cualquier proyecto de vida por complejo que parezca, formará el triunfo que ha sido edificado con sentimiento personal.





domingo, 5 de mayo de 2013

Digo si o digo no

mejores padres, mejores hijos
Experimento un enojo supremo cuando quiero decir no y sin conciencia lícita digo si, eso me produce un sentido irresponsable con malestares orgánicos, internamente sabía que debía decir no, pero no lo pude corregir y pronuncié un si, comprendo que durante mucho tiempo sufrí la pesada carga de la indecisión, un día encontré la herramienta adecuada y pude decir no, de eso quiero hablar en este momento.
En algún lugar encontré este principio: “Entre la confusión y la claridad” existe una distancia muy pequeña, eso le convierte en el centro del conflicto, cuando se toman grandes decisiones malas se crean grandes problemas malos, inclusive costosos. Con el fin de pensar más en este asunto decidí caminar por un jardín que hacía tiempo no disfrutaba, llegué hasta una banca típica, decidí descansar, resultó tan gratificante el sentarme y admirar el paisaje, comprendí entonces que hacía mucho tiempo que no disfrutaba de la naturaleza, logré percibir miles de respuestas sobre el problema, pero todo era muy confuso.
Cuando recobré la calma, descubro que me acompañaba en la misma banca un hombre de mucha edad que al verme con aspecto de pregunta, simplemente examinó la causa de mis problemas, con desconfianza le describí mi desazón y como si hubiese escuchado mis pensamientos, de manera directa me dice: Lo que te ocurre es que debes aprender a tomar decisiones buenas, lo puedes conseguir fácilmente.
¿Cómo puedo lograrlo? Le pregunto casi de manera agresiva.
Muy sencillo, me contesta con firmeza, que pasa cuando quieres tomar un poco de agua, lo haces en un recipiente vacío, si quisieras hacerlo en un recipiente lleno, lo más seguro es que se derrame el nuevo líquido, así acontece con las decisiones, generalmente decretamos medidas tomando como punto de referencia algún dato que ya se encontraba en la memoria, eso es lo que desvirtúa la idea, induciendo una mala decisión.
Cuantas veces ocurre que se descompone el auto y acudes con el mismo mecánico porque ya lo conoces y la reparación resulta buena de momento, pero al día siguiente vuelve a fallar, decides entonces volver con tu mecánico de confianza y una nueva falla se presenta, todo porque no conoces a nadie que lo haga mejor, es decir, estas cometiendo el mismo error, provocando costos innecesarios, ¿te das cuenta que el problema solo es aprender a tomar buenas decisiones?
Un sistema es lo único que necesitas, como en todas las actividades de la vida, primero debes utilizar la cabeza y formar preguntas de sondeo, si lo haces junto con el corazón, encontrarás mejores respuestas, utilizar un sistema siempre es mejor porque reiteradamente produce mejores resultados, incluso si se cometen errores, aprender a decir si o a decir no, es tan simple que solo debes pensar si lo estas haciendo por una necesidad verdadera.
Por sistema, debes valorar si se trata de una verdadera necesidad, luego, juzgar si es prioritaria y finalmente concluir sí o no, esto se parece a la recomendación “escucha a tu conciencia” porque ese “escucha a tu consciencia” equivale simplemente a poner en armonía cerebro y corazón, ellos siempre encuentran la respuesta exacta, son dos órganos que actúan unidos en este tipo de conflictos, piensa que si dices si cuando lo que quieres es decir no, es un acto de inconsciencia.
Cuando ajustamos una decisión solo en lo que necesitamos, la decisión se vuelve sencilla, nos hace sentir prósperos o realizados, es cosa de preguntarse: ¿Deseo esto o lo necesito? Si lo deseas solamente, tendrás problemas, pero si persigues necesidades verdaderas, resulta extremadamente efectivo porque tomas mejores decisiones, graba en tu cerebro lo siguiente: ¿Qué deseas hacer? Y cuando estés seguro, simplemente di sí, en caso de ser necesario, di no si solo se trata de un deseo, acude a tu consciencia, ella es el punto de equilibrio entre el si y el no.
Unos minutos fueron suficientes en la reflexión del si y el no, cuando trato de cuestionar nuevamente al compañero de banca, éste había desaparecido, pero dejó una nota con la leyenda: Recuerda, si es necesario, lo mejor es decir si, pero si solo es un deseo, el no es preferible, de esa forma evitarás problemas, piensa en el concepto consciencia, ella es y será tu mejor consejera, unir el poder del pensamiento al poder del corazón siempre tropezarás con la mejor decisión, puedes bautizarla como decisión espiritual, si te resulta más sencillo o simplemente un acto de conciencia favorable, espero que el consejo haya cumplido.