lunes, 27 de mayo de 2013

Palabras,palabras

mejores padres, mejores hijos

Querer, un verbo utilizado con frecuencia porque puede tratarse de un deseo, de una ilusión y hasta de un sueño, pero la verdadera importancia de esta palabra es que se trata del primer paso, sin él, todo se mantiene en el nivel de pensamiento y lo que se mantiene en ese lugar allí se quedará, en el momento que decimos “quiero” se inicia un proyecto, exitoso o no, pero se inicia, eso es lo valioso, aplicar el valor de iniciar algo.
Querer saber, puede ser un magnífico propósito, querer saber se convierte en el mejor de los objetivos, querer saber suele denominarse cimiento fuerte y poderoso de lo que será a futuro un gran edificio, que servirá de escaparate dedicado a mostrar la personalidad, los deseos y los triunfos a que aspira todo ser pensante, pues solo con el saber nada se construye, pero cuando se quiere y se magnifica el saber, las ideas adquieren una dimensión excelsa.

Osar, sinónimo de atreverse, osar, determinarse a hacer o decir algo que implica un riesgo, tal vez este sea el momento más importante de toda idea nacida en el cerebro, es el momento de la duda, no sabemos si el atrevimiento será exitoso o es una aventura capaz de conducirnos al fracaso o salir exitoso, osar entonces nos coloca en un confesionario personal, cualquier consultor nos recomendará continuar o abdicar, sin embargo, solo nuestro interior es quien va a proporcionar el mejor consejo, creo que este punto es vital, ¿lo hago o no lo hago?
¿Será acaso que debo callar hasta encontrar la respuesta correcta? Callar es un camino que nos permite reflexionar, el tiempo de silencio no tiene reglas, pero si tardamos demasiado en silencio, sin decidir, la idea se desvanecerá y todo causará un fracaso, el factor tiempo es absoluto, como el momento de nacer, el momento es justo en el que sucede y no antes ni después, entonces, una vez meditado el propósito, debemos decidir luz roja o luz verde en la aspiración que nos ocupa, adelante o retroceder.
Querer, saber, osar y callar resultan ser cuatro palabras fundamentales en todo propósito, no importa si el proyecto es ambicioso o de rutina, querer, saber, osar y callar son palabras que nunca debemos olvidar, como cuatro herramientas en todo tipo de proyecto, ya sea familiar, social o profesional, aún aplicado a los problemas culinarios resultan de gran ayuda, ¿Qué comemos hoy? ¿A quien llamo primero? ¿Qué ruta decido tomar? En fin, herramientas múltiples
Cuantos deseos frustrados padecimos desde pequeños porque nadie nos enseñó a decidir, nadie nos dijo que primero se define que es lo que queremos, luego, la manera de definir que es exactamente eso que queremos, el saber sobre lo que queremos, la audacia que nos proporcione el valor de hacer o iniciar ese algo y finalmente callar, hasta que la idea sea una realidad y no antes, pues corremos el riesgo de un fracaso o simplemente que alguien nos gane la partida, por eso es necesario el callar y disfrutar solo cuando todo se haya consumado.
Mi recomendación es: Colocarse ante un espejo antes de iniciar cualquier proyecto y aplicar frente a esa persona que aparece en el espejo las cuatro palabras del tema de hoy: Querer, saber, osar y callar, la sorpresa puede ser magnífica, nos daremos cuenta si esa persona que refleja el espejo es la misma que pensamos que somos, tal vez hasta podemos descubrir los años que hemos estado equivocados y no somos como creemos que somos y el espejo nos muestre a la verdadera persona que jamás quise conocer, Buen principio ¿No le parece?



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