domingo, 12 de mayo de 2013

Persecución ideal

mejores padres, mejores hijos

Perseguir un ideal es el trabajo más hermoso que existe en la vida, pero muchas veces nos equivocamos, no sabemos si vamos persiguiendo una verdadera necesidad o se trata de un deseo, puede ser fabuloso, sin embargo, otras veces el efecto resulta contrario y no tan necesario, se gastan las energías y al final resulta un fracaso la empresa.
Perseguir una idea significa ver y hacer, pareciera que tratamos de obtener una visión de los resultados necesarios con tanto detalle que proporcione la satisfacción temeraria al conseguir el objetivo buscado, el poder que impone un deseo es más fuerte que lo necesario, es momento de definir, cuando es un deseo y cuando una necesidad, decidir un deseo es muy sencillo, solo tengo que decidir hacerlo, la necesidad implica analizar una y otra vez lo que en realidad quiero hacer.
Alguien declaró: “Cuando más despacio voy, más rápido llego” por lo tanto si hacemos una traducción que acomode quedaría así: “Se utiliza menos tiempo en tomar una decisión mejor que corregir una equivocada” lo que invita a declarar que al tomar una decisión, lo mejor es pensar si estoy bien informado sobre las opciones que tengo, de tal suerte que sabré entonces por donde comienzo y analizar si en verdad tengo opciones.
Recuerdo que durante los años cincuentas se fabricaban autos muy grandes y ostentosos, muchos países no mostraban deseo alguno de diseñarlos más pequeños, salvo aquellos que analizaban que los precios del petróleo aumentaba cada día, pero quienes insistían en autos grandes, por el momento tenían el dominio del mercado, de ninguna manera deseaban reducir el tamaño, pero quienes si analizaron la evolución de los precios del petróleo a tiempo iniciaron la fabricación de los autos pequeños.
Hoy día el auto pequeño no solo es fundamental, significa ahorro de combustible, con los aumentos progresivos en el precio se hace necesario insistir en la reducción del tamaño así como en el consumo, quienes no aceptaron la reducción del tamaño de los autos, estaban inmersos en su dominio de mercado, pensaron tal vez en el deseo de mantener el dominio y no en la necesidad que los tiempos modernos, amenazados con “la guerra” del petróleo.
Obtener la información necesaria cuando se necesita tomar una decisión es tal vez el punto de partida, se trata de averiguar mucho a cerca de las alternativas, hoy en día, veo con tristeza que el auto eléctrico sigue sin el desarrollo inevitable, porque las economías mundiales están cifradas en el negocio del petróleo con todos los indecorosos accesorios, importante va a ser que en la próxima década se atienda más este asunto por el bien de las generaciones futuras, es decir la de nuestros nietos que por desgracia hablarán muy mal de este tiempo, que no aprendimos a utilizar los recursos naturales.
No es necesario que nos digan lo que tenemos que hacer, el mejor consejero lo tenemos dentro de nosotros mismos, nadie nos puede aconsejar mejor que nosotros mismos, la formula es sencilla, tal vez el colocarnos frente a un espejo y preguntar que es lo mejor que puedo hacer o cual es la mejor solución a los problemas que me agobian, no olvidemos que solo son dos cosas las que me debo preguntar: ¿Lo necesito, o solo es un deseo?
La naturaleza, Dios o en quien usted crea, nos ha proporcionado los tres elementos fundamentales que nos ayudan en la búsqueda de la mejor decisión: Una conciencia que determina la mejor manera de hacer las cosas, una alma que proporciona el toque personal a lo que decidimos hacer y una lealtad a toda prueba hacia nosotros mismos, ese es el resultado de un equilibrio como persona y cuando las decisiones se toman a favor de uno mismo, es cuando la obra divina se cumple en su máxima expresión, como en el nacimiento de un nuevo ser, producto del amor de una mujer y un hombre,
así nosotros cuando tomamos una buena decisión, nace una nueva historia de triunfo, en beneficio de todos.

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