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jueves, 1 de mayo de 2014

Divide y vencerás

mejores padres, mejores hijos
Divide y vencerás o guerra de castas
En pleno siglo XXI resulta difícil de creer que quienes habitamos este precioso México vivimos en una polarización espantosa, hombres y mujeres divididos y por consecuencia niños y niñas aún en la juventud siguen viviendo en un mar de odio sin razón alguna, como si el problema fuera una división de “castas” de los siglos anteriores, donde “criollos, mestizos y mulatos” no podían convivir en paz aún con las
amenazas religiosas que prometían permanencia eterna en fuego después de la muerte, argumento por demás incongruente que simplemente cumplía su objetivo de infundir terror.
El odio que manifiestan los habitantes de este país tiene su origen en los asuntos políticos y sociales, otras veces de edad y raza, bueno, hasta de sexo y religión, esos rencores han contaminado hasta a las redes sociales, ¿Recuerda usted lo que aprendimos en la escuela quienes ya contamos con muchos años? ¿Recuerda que nos enseñaban
lo de las castas en el virreinato? Que si el español con india entregaba un mestizo, que si el español con negra entregaba un mulato.
Esos conceptos tan espantosos y que tanto daño causó a nuestro pueblo, siguen vigentes por desgracia, Se han intensificado a tal grado que actualmente vemos indígenas que odian a indígenas, homosexuales que odian a otros homosexuales y hasta personas con discapacidad que odian a otras personas discapacitadas, tal vez en siglos anteriores era justificable que existieran esos odios ya que se multiplicaron con los odios de los mismos españoles, que mientras unos luchaban por conseguir la conquista, otros buscaban el fracaso de sus paisanos con
métodos nada ortodoxos, más bien con matices de traición, tal vez le recuerde a Pánfilo de Narváez.
Por muchos años se ha buscado mantener ese odio social y lamentablemente ha trascendido hasta el interior de las familias creando lo que se calificó como, odio doméstico, imaginemos que usted puede vivir con una familia tradicional, o con una en la que falta uno de los padres, los problemas domésticos tienden a caer en tres categorías: Responsabilidades, comunicación y estilo de vida, la
solución puede ser, el principio de imparcialidad, el mejor camino es enfrentar esos retos con inteligencia.
En este momento podemos preguntar la causa que provoca ese odio entre hermanos, parientes, amigos, compañeros de trabajo y la respuesta solo la encuentro en los intereses políticos, sociales y hasta sexuales y aunque todos vivimos algún tipo de arreglo doméstico,
hacemos frente a desafíos similares, sin tomar en cuenta que son oportunidades tanto en el desarrollo personal como el fortalecimiento de las relaciones involucradas, sin embargo, por sistema aparecen comunicados y mensajes publicitarios y políticos tendenciosos, que avivan el fuego del odio y entonces, todo proyecto, toda iniciativa, se pierde en el mar de las mentiras y traiciones que redundan en lucha parecida a “las castas”.
A fin de crear una ambiente razonable, primero debe usted reconocer
honestamente lo que espera de usted mismo y de los demás en cada situación, la mejor forma de erradicar los odios es evitar la distorsión de las imágenes que se tienen de lo que debía estar ocurriendo, en este caso los convenios son prácticos y eficaces, siempre que se adapten a cada situación, enfrentando los problemas de responsabilidad con mente razonable, los acuerdos serán más creativos y armoniosos.
La comunicación se ejerce con patrones de interacción que se establecen por medio del vivir cotidiano, importante es recordar que se trata de un proceso reciproco con ritmo progresivo que crea mensajes en diferentes niveles de conciencia, de manera que ese es el medio por el que los astutos logran imprimir en la mente de muchos el virus del odio que alimenta la desintegración familiar, social y sexual, entonces, cuando sea capaz de verse usted mismo y al resto de las personas cercanas como almas personalidad individuales, con
necesidades también individuales, el fantasma de la división quedará anulado.

Como sugerencia, le invito a meditar sobre la receptividad que cultiva el sentido del humor, si nos esforzamos por mantener una perspectiva relajada y objetiva en nuestras realidades diarias, los problemas de odio y discriminación en nuestra vida doméstica, la posibilidad de transportar ese comportamiento a nivel social puede lograr que el problema de “las castas” sea erradicado por completo y entonces, prevalecerá el respeto mutuo, sepultando por siempre el odio que
propicia la división social que produce fatalmente a una “guerra de castas” que a partir de hoy nunca más permitir la división que nos ha vencido desde hace varios siglos, muera “la guerra de castas”, muera la división social, muera el odio, que de aquí en adelante, la consigna “divide y vencerás” sea sepultada en el baúl del olvido y se sustituya por: vive y vencerás, busca y encontrarás.