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viernes, 28 de noviembre de 2014

Espejo, engaño nuestro de cada día

mejores padres, mejores hijos
Espejo, engaño nuestro de cada día
Por: Julio Torres
El engaño, practica milenaria de los seres humanos que se pierde en la noche de los tiempos, pero tal vez, sí podemos establecer como inicio de esta tendencia a una fecha convencional, esa fecha bien puede ser el día que los primeros habitantes de este planeta descubrieron un instrumento maravilloso que dieron por nombre: “Espejo”, inicialmente debieron sentirse atraídos  por la imagen reflejada, después, paulatinamente debieron descubrir que esa imagen no era otra cosa que ellos mismos y el placer de ver su imagen debió ser impresionante.
Al correr de los años, el descubrimiento del espejo debió entregar una serie de experiencias que cambiaron las costumbres habituales de nuestros antepasados, a tal grado que a partir del espejo, la historia natural de la humanidad evolucionó diametralmente, pero eso no es todo, resulta que el espejo nos colocó también ante un conflicto que a la fecha no hemos podido resolver de manera efectiva, el espejo lamentablemente coloca frente a nosotros a un ser que en realidad no conocemos pues nos muestra a ese yo totalmente extraño.
La realidad es que nos vemos al espejo y dudamos de lo que vemos, como si ese espejo mostrara gran interés en confundirnos, lo que pasa es que no somos capaces de aceptar que lo que ese espejo nos dice es la verdad pura y sencilla, mi nariz parece estar desviada a la izquierda, solo que nunca lo había descubierto, porque nunca pude ver mi realidad, ahora resulta que me he estado engañando durante muchos años, luego descubro que no soy “esbelto” como afirmaba cuando mis amigos me sugerían que bajara de peso y muchos descubrimientos que no quiero recordar.
Alguien dijo que un espejo es el mejor amigo que tenemos, pero a veces tratamos de golpear a ese “amigo”, porque nunca nos dice lo que queremos escuchar y cuando nos acercamos a él, tratamos de verlo de “reojo” como queriendo engañar, sin pensar que solo se trata de un “auto engaño”, de manera que la zona de engaño, es mejor que la verdad misma; existen disciplinas donde la primera recomendación es tratar de verse al espejo sin más equipo de defensa que la búsqueda de la verdad, poniendo como escudo aquello de: “La verdad nos hará libres”.
“Conócete a ti mismo” “concentra tu mirada ante un espejo y verás tu alma” y tantas formas que se han encontrado y descrito con el fin de resolver problemas aplicando una retrospectiva personal; “comenzando por el principio”: Tratar de conocernos a nosotros mismos, como principio y fin de una vida placentera soportada en la verdad que aunque dolorosa, ninguna otra medicina es efectiva en la búsqueda de la felicidad, si aceptamos nuestra verdad en ese espejo, estamos en el umbral de esa felicidad tan buscada.
Hoy día, la tecnología ha encontrado inclusive una solución a la parálisis cerebral por medio de un espejo virtual, el paciente es ayudado por medio de la computadora a crear imágenes virtuales de personas con distintas actitudes y actuando con el interesado, el resultado ha entregado muy buenas expectativas de solución a enfermos antes marginados y me imagino que quienes laboran como investigadores, cada día encontrarán terapias múltiples que poco a poco ayudará a todo tipo de enfermo.
Pero quienes nos consideramos no enfermos o “sanos” de acuerdo a los
parámetros que nos han inculcado desde niños, debemos aceptar primero que el objetivo es “conocernos a nosotros mismos”, el engaño no cambia de cara, acepto y concluyo entonces que: “El espejo es mi mejor amigo”, el espejo siempre me dice la verdad, el espejo me hace sufrir y hasta llorar, pero nunca me engaña.