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sábado, 19 de abril de 2014

Salud y enfermedad

mejores padres, mejores hijos
Bonito, feo, bueno, malo, día, noche, caliente frío, rápido, lento y así, una serie de opuestos complementarios, es lo que en realidad compone nuestro universo, lo mismo podemos decir de “salud y enfermedad”. Desde siglos atrás muchos estudiosos han dedicado mucho tiempo, buscando la manera de decirnos que la salud y la enfermedad simplemente son opuestas complementarias y que la mejor manera de tratar una enfermedad del cuerpo, es tratar de manera simultánea la mente del paciente.
Encontré un escrito en el que el Dr. Joseph Redes Buchanan, desde el
siglo XIX emitió puntos de vista diferentes en los requisitos de la terapéutica y curación en general, como defensor del principio de que el médico considere tanto el bienestar psíquico del paciente como sus necesidades físicas. El consideraba que, en un estado normal, el físico y el psíquico, siempre estaban en equilibrio, por lo que, un disturbio en el ser físico causaba un efecto dañino sobre el ser psíquico y emocional que necesitaba ser curado al mismo tiempo.
Personalmente pude experimentar lo anterior cuando sufrí un
accidente durante un tropezón y resultó dañada mi mano derecha, por razones imponderables no me fue posible recibir atención inmediata, de manera que esperamos tres días con curaciones empíricas, y cuando un terapeuta revisó el daño, solo me dijo: Es mejor que continúe con las curaciones iniciadas y con buena actitud, considero que la curación va a ser exitosa y efectivamente, puedo afirmar que no ha quedado huella alguna de lo sucedido que se pueda ver superficialmente.
Dice el Dr. Joseph en su escrito: “la curación real o el alivio de las
condiciones de una enfermedad producida por causas dañinas es solamente un estado, no es salud fundamental o constitucional: la posesión de un poder curativo que resiste a la enfermedad, mantiene todas las funciones de la vida, podríamos ser aliviados de la enfermedad y con todo, estar expuestos a caer de nuevo en condiciones negativas”.
Continúa su relato diciendo: “El mejoramiento permanente de la constitución es más importante que el alivio inmediato de las condiciones patológicas y es una doctrina característica de la nueva
fisiología que este mejoramiento y elevación del tipo de la constitución requiera un aumento del poder moral, un incremento de aquellas energías serenas que pertenecen al alma y a las regiones superiores del cerebro y del cuerpo; en consecuencia, todo tratamiento de higiene debería tener una tendencia ética y la persona que cura debería tener por meta, si es posible, dejar a su paciente con una energía exaltada de su naturaleza más elevada, la cual tendería a guiarlo hacia una vida mejor y más sana.
Existen muchos misterios conectados con el cuerpo físico, el más
grande es la fuente y naturaleza de la vida en sí misma, el otro misterio es el de la enfermedad y el dolor, a pesar de todo lo que se ha escrito y descubierto, publicado y dicho a cerca del cuerpo humano, todavía existen muchos puntos fascinantes e interesantes que el promedio de las personas no conoce ni comprende siquiera ligeramente, sugiero que recuerde que su propia mente, tiene control sobre cualquier parte, cualquier célula, cualquier órgano que funciona en su cuerpo, porque usted, debe vivir con su mente día a día y recibir las consecuencias de su pensar y su falta de atención en los asuntos de su cuerpo.
Toda enfermedad es el resultado de una violación a alguna ley natural, debe tratar de descubrir lo que es esa violación e intentar corregir la causa de la
enfermedad, en lugar de tratar la enfermedad y permitir que la causa continúe, con frecuencia, la causa está profundamente enraizada en la conciencia y en la mente, ni la cirugía, ni las drogas, o cualquier método terapéutico ayudará si los hábitos inconscientes de pensar y las actitudes inarmónicas le dominan, el paciente a menudo es el último en sospechar que son los hábitos inconscientes y las actitudes mentales equivocadas son la causa real del sufrimiento y por ende, la enfermedad y la salud. Cuando devolvemos la salud al cuerpo, optimizamos la función del cerebro y ayudamos a la naturaleza moral.