Por: Julio Torres.
Poco a poco se
multiplica el número de puntos hasta formar cantidades millonarias y entonces
el espectáculo resulta maravilloso, pero no atinamos a deducir quien maneja ese
movimiento de tantos puntos que se desplazan a velocidades impresionantes y
nunca sus caudas llegan a tocarse, tampoco sus cuerpos y todos parecen obedecer
ordenes perfectamente estructuradas que los guían a un lugar hasta ahora
desconocido, pero el rumbo es el mismo, como si alguien les hubiese indicado el
sentido y dirección que obedecen sin oponer resistencia, más bien parece que se
trata de una carrera de velocidad y resistencia con reglas perfectamente
definidas y que cada uno de esos puntos trata de llegar primero al destino
indicado.
Observar el
movimiento de esos puntos que se mueven con precisión envidiable implica
deducir que algo o alguien han trazado ese proyecto, de ninguna manera se
piensa que dichos movimientos pudieran ser accidentales o casuales, lo cual
invita a especular que nada es casual en este universo, que todo obedece a una
causalidad, que es como lo definen algunos pensadores, que todo es arriba como
es abajo o como es adentro es afuera.
Pero la sorpresa es
cuando observamos que solo uno de los puntos logra llegar a un destino, que
parece una pared rígida y curiosamente se introduce en esa pared con una
aparente facilidad y ninguno de los otros puntos ha sido capaz de hacer lo
mismo resultando rechazado y perdiéndose a continuación en el espacio vacío
poco a poco, tal vez aceptando su derrota o quizás, sin entender de manera
eficaz lo sucedido y sin conocer la suerte del punto que sí logró introducirse
a esa pared rígida que ninguno de los otros puntos pudo lograr.
Imagino que en ese
momento en el que esa pared ha sido perforada, algo maravilloso ocurre al otro
lado, pienso que a partir de entonces debe entrar en acción alguien que habrá
de encargarse del proceso que se provocará con el ingreso de ese cuerpo al interior
de esa pared, pero insisto, solo uno de ellos ha logrado penetrar, como si se
tratara de una elección prefabricada o dicho de otra manera, ha sido elegido
solo uno de ellos y la razón va a permanecer oculta o poco comprendida.
Maravilloso debe ser
el privilegio de ser elegido, como si se tratara de algo que no va a ser
repetido en la misma forma nunca más, como si alguien hubiese fabricado ese
punto en el espacio con un movimiento propio, con una inteligencia propia con
una personalidad propia y que nunca en el tiempo y en el espacio se fabricará
algo igual, ese algo solo será parecido, pero nunca igual.
Cierto, ese es el
proceso de una nueva vida, esa es la forma como hemos sido privilegiados al ser
escogidos entre millones, eso no es poca cosa, mi lugar en esta vida me ha
permitido manifestar mis pensamientos y mis emociones de manera libre y nunca
nadie puede impedir que manifieste mis ideas y mis sentimientos, me anima
entonces el hecho de que fui elegido entre millones y por ese hecho simplemente
me siento orgulloso, pues esa elección me permite ahora platicar sobre este
pensamiento.
No quiero entrar a
terrenos filosóficos porque no soy filósofo, pero si puedo gritar la emoción
que me causa el haber sido elegido en esta vida y que no ha sido pequeña pues
cuento más de siete décadas en las que he podido aprender a vivir de distintas
maneras, de acuerdo a los acontecimientos de cada día, de cada semana, mes y
año y hasta cuando me he sentido desesperado porque las cosas no se presentan
muy favorables, por la noche medito y pienso que tal vez así haya escrito, que
así es como debo aceptar la vida o el milagro de haber podido penetrar en esa
pared rígida ganado la partida a millones de competidores.
Quiero enviar este
razonamiento a aquellas personas que se cuestionan la razón de permanecer en
este mundo, a aquellas personas que por alguna causa cruza en su mente el deseo
de quitarse la vida solo porque los acontecimientos cotidianos resultan difíciles,
a esas personas debo aconsejar que pidan y algo recibirán, que busquen y algo
encontrarán, que llamen y alguien abrirá la puerta, que nunca olviden que
fueron triunfadores cuando lograron penetrar esa pared y que resultaron
vencedores en esa competencia entre millones de aspirantes y que entonces no
tiene sentido quitarse la vida por complejo que sea el problema cotidiano.
Nunca debemos
olvidar que fuimos elegidos, millones de aspirantes no lo lograron y el hecho
de estar leyendo en este momento esta reflexión es motivo de alegría, motivo de
celebración y nunca más que sea motivo de depresión, la vida debemos
disfrutarla hasta el último segundo, hasta el último suspiro con una sonrisa
que se interprete como “gracias” aunque nunca estemos conscientes a quien
debemos dar esas “gracias” porque fuimos elegidos entre millones en este
proyecto de vida.